Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
2 ¿Por qué se unen las naciones en contra del Señor y en vano conspiran? 2 Los reyes de la tierra se preparan para la batalla; los gobernantes se asocian contra el Señor y contra su ungido. 3 «Vamos, rompamos sus cadenas», dicen, «liberémonos de la esclavitud de Dios».
4 ¡Pero el Señor de los cielos se ríe! Se burla de ellos. 5 Y luego, con ardiente furia los reprende y los llena de espanto. 6 El Señor declara: «Este es el rey que he elegido. Lo he puesto en el trono de Jerusalén, mi santo monte».
7 Su elegido responde: «Yo revelaré los eternos propósitos de Dios, pues el Señor me ha dicho: “Tú eres mi hijo. Hoy mismo te he concebido. 8 Pídeme, y te daré como herencia todas las naciones del mundo. ¡Tuyos serán los confines de la tierra! 9 ¡Gobiérnalas con vara de hierro; rómpelas como vasijas de barro!”».
10 Ustedes, los reyes, obren sabiamente. 11 Sirvan al Señor con temor reverente; con temblor ríndale alabanza. 12 Bésenle los pies, antes que se encienda su ira y perezcan en el camino, pues su ira se inflama de repente. ¡Dichosos los que en él buscan el refugio!
2-3 Yo soy el Señor, el Dios Todopoderoso que les apareció a Abraham, a Isaac y a Jacob, aunque a ellos no me revelé con mi nombre, que es “YO SOY”. 4 Con ellos establecí un pacto solemne en el que les prometí que les daría a ellos y a sus descendientes la tierra de Canaán, que era el lugar donde vivían como extranjeros. 5 He oído ahora el clamor del pueblo de Israel, que sufre como esclavo de los egipcios, y me acuerdo de mi promesa. 6 Por lo tanto, diles a los descendientes de Israel que usaré todo mi poder y realizaré grandes milagros, para sacarlos de la esclavitud y hacerlos libres. 7 Yo los aceptaré como pueblo mío, y seré el Dios de ellos. Y ellos sabrán que yo soy el Señor su Dios, que los he rescatado de los egipcios. 8-9 Yo los introduciré en la tierra que prometí darles a Abraham, a Isaac y a Jacob. Sí, yo les daré a ustedes esa tierra.
Moisés le contó al pueblo lo que Dios había dicho; pero ellos estaban muy contrariados por las trágicas consecuencias de lo que les había dicho anteriormente, y no quisieron oírlo.
El sumo sacerdote de un nuevo pacto
8 Lo más importante de lo que estamos diciendo es que tenemos un sumo sacerdote que se sentó a la derecha del trono de Dios en el cielo 2 y oficia en el santuario. Es decir, en el verdadero lugar de adoración que fue hecho por el Señor y no por ningún ser humano. 3 A cada sumo sacerdote se le nombra para presentar ofrendas y sacrificios, y por eso es necesario que también él tenga algo que ofrecer. 4 Si Jesús estuviera en la tierra, no sería sacerdote, pues aquí ya hay sacerdotes que presentan las ofrendas como lo ordena la ley. 5 Estos sacerdotes sirven en un santuario que es copia y sombra del que está en el cielo. Porque así fue como se le advirtió a Moisés cuando iba a construir el santuario: «Pon atención y hazlo todo de acuerdo con el modelo que se te ha mostrado en la montaña». 6 Pero el trabajo sacerdotal que Jesús ha recibido es mucho mejor que el de ellos; y así, por medio de él, tenemos un pacto mucho mejor, ya que está basado en mejores promesas.
7 Si el primer pacto hubiera sido perfecto, no habría sido necesario un segundo pacto.
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