Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Isaías 43:18-25

18 No recuerden lo pasado,
no piensen en lo de antes.
19 Pues voy a hacer algo nuevo;
ya brota, ¿no lo sienten?
Abriré un camino en la estepa,
pondré arroyos en el desierto;
20 me honrarán las bestias del campo,
chacales y crías de avestruz.
Llenaré de agua la estepa,
pondré arroyos en el desierto
para que beba mi pueblo, mi elegido,
21 este pueblo que formé para mí;
él proclamará mi alabanza.

El Señor acusa a Israel

22 No me has invocado, Jacob,
te cansaste de mí, Israel.
23 No me trajiste ovejas en holocausto
ni me honraste con tus sacrificios;
no te obligué a servirme ofrendas
ni te cansé exigiéndote incienso;
24 no me compraste caña aromática
ni me saciaste con la grasa de tus ofrendas.
Al contrario, me agobiaste con tus pecados
y llegaste a cansarme con tus culpas.
25 Yo, soy yo quien borra tus crímenes
y decido no acordarme de tus pecados.

Salmos 41

Salmo 41 (40)

Sé que me quieres

41 Al maestro del coro. Salmo de David.
Feliz quien atiende al desvalido,
el Señor lo salvará en el día adverso.
El Señor lo protegerá,
le hará vivir feliz en esta tierra
y no lo dejará a merced del enemigo.
El Señor lo conforta en el lecho del dolor,
le devuelve la salud si está postrado.
Yo dije: “Señor, apiádate de mí;
cúrame, pues he pecado contra ti”.
Mis enemigos auguran mi desgracia:
“¿Cuándo morirá y desaparecerá su nombre?”.
Si uno viene a verme, habla fingiendo,
guarda para sí el engaño y al salir fuera lo cuenta.
Cuantos me odian murmuran juntos de mí,
maquinan contra mí una desgracia:
“Un mal devastador lo invade”,
se acostó y no volverá a levantarse.
10 Hasta mi íntimo amigo en quien confiaba,
el que comía de mi pan, me ha traicionado.
11 Pero tú, Señor, apiádate de mí,
restabléceme, que yo les daré su merecido.
12 Por esto sé que me quieres:
mi enemigo no puede cantar victoria.
13 Por mi rectitud tú me sostienes
y por siempre me mantienes ante ti.
14 ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
desde siempre y para siempre!
¡Amén, amén!

2 Corintios 1:18-22

18 Dios es testigo de que nuestro modo de hablarles no es a la vez un “sí” y un “no”, 19 como no lo es Jesucristo, el Hijo de Dios, a quien yo, junto con Silvano y Timoteo, anuncié entre ustedes. En Cristo todo ha sido “sí”, 20 pues todas las promesas de Dios se han hecho realidad en él. Precisamente por eso, él sustenta el “Amén” con que nosotros glorificamos a Dios. 21 Dios es, por lo demás, quien nos mantiene, tanto a mí como a ustedes, firmemente unidos a Cristo. Dios nos consagró, 22 nos marcó con su sello e hizo habitar en nosotros al Espíritu como prenda de salvación.

Marcos 2:1-12

Curación de un paralítico (Mt 9,1-8; Lc 5,17-26)

Algunos días después, Jesús regresó a Cafarnaún. En cuanto se supo que estaba en casa, se reunió tanta gente, que no quedaba sitio ni siquiera ante la puerta. Y Jesús les anunciaba su mensaje. Le trajeron entonces, entre cuatro, un paralítico. Como a causa de la multitud no podían llegar hasta Jesús, levantaron un trozo del techo por encima de donde él estaba y, a través de la abertura, bajaron la camilla con el paralítico. Jesús, viendo la fe de quienes lo llevaban, dijo al paralítico:

— Hijo, tus pecados quedan perdonados.

Estaban allí sentados unos maestros de la ley, que pensaban para sí mismos: “¿Cómo habla así este? ¡Está blasfemando! ¡Solamente Dios puede perdonar pecados!”. Jesús, que al instante se dio cuenta de lo que estaban pensando en su interior, les preguntó:

— ¿Por qué están pensando eso? ¿Qué es más fácil? ¿Decir al paralítico: “Tus pecados quedan perdonados”, o decirle: “Levántate, recoge tu camilla y anda”? 10 Pues voy a demostrarles que el Hijo del hombre tiene autoridad para perdonar pecados en este mundo.

Se volvió al paralítico y le dijo:

11 — A ti te hablo: Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa.

12 Y él se levantó, recogió al punto su camilla y se fue en presencia de todos. Todos los presentes quedaron asombrados y alabaron a Dios diciendo:

— Nunca habíamos visto cosa semejante.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España