Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Al director musical. Sígase la tonada de «Los lirios». De David.
69 ¡Sálvame, Dios mío,
porque las aguas ya me llegan al cuello!
2 Me estoy hundiendo en un pantano profundo
y no tengo dónde apoyar el pie.
Estoy en medio de profundas aguas
y me arrastra la corriente.
3 Cansado estoy de pedir ayuda;
tengo reseca la garganta.
Mis ojos languidecen,
esperando la ayuda de mi Dios.
13 Pero yo, Señor, elevo a ti una oración
en el tiempo de tu buena voluntad.
Por tu gran amor, oh Dios, respóndeme;
por tu fidelidad, sálvame.
14 Sácame del lodo;
no permitas que me hunda.
Líbrame de los que me odian
y de las aguas profundas.
15 No dejes que me arrastre la corriente;
no permitas que me trague el abismo
ni que el foso cierre sus fauces sobre mí.
16 Respóndeme, Señor, por tu bondad y tu gran amor;
por tu inmensa misericordia, vuélvete hacia mí.
30 Con cánticos alabaré el nombre de Dios;
con acción de gracias lo exaltaré.
31 Esa ofrenda agradará más al Señor que la de un toro o un novillo
con sus cuernos y pezuñas.
32 Los pobres verán esto y se alegrarán;
¡reanímense ustedes, los que buscan a Dios!
33 Porque el Señor oye a los necesitados
y no desprecia a su pueblo cautivo.
34 Que lo alaben los cielos y la tierra,
los mares y todo lo que se mueve en ellos,
35 porque Dios salvará a Sión
y reconstruirá las ciudades de Judá.
Allí se establecerá el pueblo
y tomará posesión de la tierra.
36 La heredarán los hijos de sus siervos;
la habitarán los que aman su nombre.
Caín y Abel
4 El hombre tuvo relaciones sexuales con Eva, su mujer, y ella quedó embarazada y dio a luz a Caín.[a] Y dijo: «¡Con la ayuda del Señor, he tenido un varón!». 2 Después dio a luz a Abel, hermano de Caín.
Abel se dedicó a pastorear ovejas, mientras que Caín se dedicó a trabajar la tierra. 3 Tiempo después, Caín presentó al Señor una ofrenda del fruto de la tierra. 4 Abel también presentó al Señor lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, 5 pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo.
6 Entonces el Señor le dijo: «¿Por qué estás tan enojado? ¿Por qué andas cabizbajo? 7 Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero si haces lo malo, el pecado está a la puerta para dominarte. No obstante, tú puedes dominarlo».
8 Caín habló con su hermano Abel.[b] Y cuando estaban en el campo, Caín atacó a su hermano y lo asesinó.
9 El Señor preguntó a Caín:
—¿Dónde está tu hermano Abel?
—No lo sé —respondió—. ¿Acaso soy yo el que debe cuidar a mi hermano?
10 —¡Qué has hecho! —exclamó el Señor—. Desde la tierra, la sangre de tu hermano me reclama justicia. 11 Por eso, ahora quedarás bajo la maldición de la tierra, la cual ha abierto sus fauces para recibir la sangre de tu hermano, que tú has derramado. 12 Cuando cultives la tierra, no te dará sus frutos y en el mundo serás un fugitivo errante.
13 —Este castigo es más de lo que puedo soportar —dijo Caín al Señor—. 14 Hoy me condenas al destierro y nunca más podré estar en tu presencia. Andaré por el mundo errante como un fugitivo y cualquiera que me encuentre me matará.
15 —No, al contrario[c] —respondió el Señor—, el que mate a Caín será castigado siete veces.
Entonces el Señor puso una marca a Caín para que no lo matara cualquiera que lo encontrara. 16 Así Caín se alejó de la presencia del Señor y se fue a vivir a la región llamada Nod,[d] al este del Edén.
El justo juicio de Dios
2 Por tanto, no tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas. 2 Ahora bien, sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas se basa en la verdad. 3 ¿Piensas entonces que vas a escapar del juicio de Dios, tú que juzgas a otros y sin embargo haces lo mismo que ellos? 4 ¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que su bondad quiere llevarte al arrepentimiento?
5 Pero por tu obstinación y por tu corazón sin arrepentimiento sigues acumulando castigo contra ti mismo para el día de la ira, cuando Dios revelará su justo juicio. 6 Porque Dios «pagará a cada uno según lo que merezcan sus obras».[a] 7 Él dará vida eterna a los que, perseverando en las buenas obras, buscan gloria, honor e inmortalidad. 8 Pero los que por egoísmo rechazan la verdad para aferrarse a la maldad recibirán ira y enojo de Dios. 9 Habrá sufrimiento y angustia para todos los que hacen el mal, los judíos primeramente y también los que no son judíos; 10 pero gloria, honor y paz para todos los que hacen el bien, los judíos primeramente y también los que no son judíos. 11 Porque con Dios no hay favoritismos.
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