Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Al Vencedor: en Neginot sobre Seminit: Salmo de David.
1 SEÑOR, no me reprendas con tu furor, ni me castigues con tu ira.
2 Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, porque yo estoy debilitado; sáname, oh SEÑOR, porque mis huesos están conturbados.
3 Mi alma asimismo está muy conturbada; y tú, SEÑOR, ¿hasta cuándo?
4 Vuelve, oh SEÑOR, libra mi alma; sálvame por tu misericordia.
5 Porque en la muerte no hay memoria de ti, ¿quién te loará en el Seol?
6 Heme consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo mi lecho, riego mi estrado con mis lágrimas.
7 Mis ojos están carcomidos de descontento; se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
8 ¶ Apartaos de mí, todos los obradores de iniquidad; porque el SEÑOR ha oído la voz de mi lloro.
9 El SEÑOR ha oído mi ruego; el SEÑOR ha recibido mi oración.
10 Se avergonzarán, y se turbarán mucho todos mis enemigos; se volverán y serán avergonzados de repente.
15 Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas alguna bendición de tu esclavo.
16 Mas él dijo: Vive el SEÑOR, delante del cual estoy, que no lo tomaré. E importunándole a que tomara, él nunca quiso.
17 Entonces Naamán dijo: Te ruego, pues, ¿no se dará a tu esclavo la carga de un par de mulas de esta tierra? Porque de aquí en adelante tu esclavo no sacrificará holocausto ni sacrificio a otros dioses, sino al SEÑOR.
18 En esto perdone el SEÑOR a tu esclavo: que cuando mi señor entrare en el templo de Rimón, y para adorar en él se apoyare sobre mi mano, si yo también me inclinare en el templo de Rimón, que el SEÑOR perdone en esto a tu esclavo, si en el templo de Rimón me inclino.
19 ¶ Y él le dijo: Vete en paz. Y cuando se apartó de él una milla de tierra,
21 ¶ Y acabadas estas cosas, se propuso Pablo por el Espíritu ir a Jerusalén, después de andar en Macedonia y Acaya, diciendo: Después que hubiere estado allá me será necesario ver también a Roma.
22 Y enviando a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo y Erasto, él se estuvo por algún tiempo en Asia.
23 Entonces hubo un alboroto no pequeño acerca del Camino.
24 Porque un platero llamado Demetrio, el cual hacía de plata templecillos de Diana, daba a los artífices no poca ganancia;
25 a los cuales, reunidos con los obreros de semejante oficio, dijo: Varones, sabéis que de esta ganancia tenemos nuestras riquezas;
26 y veis y oís que este Pablo, no solamente en Efeso, sino a gran multitud de casi toda el Asia, ha apartado con persuasión, diciendo, que no son dioses los que se hacen con las manos.
27 Y no solamente hay peligro de que este negocio se nos vuelva en reproche, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida su majestad, la cual honra toda el Asia y el mundo.
Biblia del Jubileo 2000 (JUS) © 2000, 2001, 2010, 2014, 2017, 2020 by Ransom Press International