Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
La bienaventuranza del amor fraternal
Cántico gradual; de David.
133 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
Habitar los hermanos juntos en armonía!
2 Es como el buen óleo sobre la cabeza,
El cual desciende sobre la barba,
La barba de Aarón,
Y baja hasta el borde de sus vestiduras;
3 Como el rocío de Hermón,
Que desciende sobre las alturas de Sión;
Porque allí envía Jehová bendición,
Y vida para siempre.
Daniel y sus compañeros en la corte de Babilonia
1 En el año tercero del reinado de Joacim, rey de Judá, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Jerusalén, y la sitió.
2 Y el Señor entregó en sus manos a Joacim, rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios.
3 Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real o de familias nobles,
4 algunos adolescentes en quienes no hubiese ningún defecto corporal, de buen parecer, diestros en toda sabiduría, cultos e inteligentes, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos.
5 Y les señaló el rey una porción para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los educase durante tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey.
6 Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de entre los hijos de Judá.
7 A éstos el jefe de los eunucos les puso nuevos nombres: a Daniel le puso Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-negó.
8 Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.
9 Y Dios hizo que Daniel hallase gracia y favor ante el jefe de los eunucos;
10 pero el jefe de los eunucos dijo a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis mi cabeza ante los ojos del rey.
11 Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías:
12 Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den a comer legumbres, y agua para beber.
13 Compara luego nuestros rostros con los de los jóvenes que comen de los manjares del rey, y haz después con tus siervos según veas.
14 Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días.
15 Y al cabo de los diez días se vio que tenían mejor aspecto y estaban más nutridos en carnes que los otros jóvenes que comían de los manjares del rey.
16 Así, pues, Melsar se llevaba la porción de los manjares de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres.
17 A estos cuatro jóvenes Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel alcanzó facilidad para interpretar toda clase de visiones y sueños.
18 Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que se los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor.
19 Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, quedaron al servicio del rey.
20 Y en todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces superiores a todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.
21 Y continuó Daniel así hasta el año primero del rey Ciro.
42 Y se ocupaban asiduamente en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Comunión de los primeros cristianos
43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchos prodigios y señales eran hechos por los apóstoles.
44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;
45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y los distribuían a todos según la necesidad de cada uno.
46 Y acudiendo asiduamente unánimes cada día al templo, y partiendo el pan por las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia a los que iban siendo salvos.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.