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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Salmos 78

Lecciones de la historia de Israel

78 Masquil[a] de Asaf.

Escucha, oh pueblo mío, mi ley;
inclinen ustedes su oído a las palabras de mi boca.
Abriré mi boca en parábolas;
evocaré las cosas escondidas
del pasado,
las cuales hemos oído y entendido, porque nos las contaron
nuestros padres.
No las encubriremos a sus hijos.
A la generación venidera contaremos las alabanzas del SEÑOR, y de su poder y de las maravillas que hizo.
Él estableció su testimonio en Jacob
y puso la ley en Israel.
Mandó a nuestros padres que lo
hicieran conocer a sus hijos
para que lo supiera la generación venidera y sus hijos que nacieran, para que los que surgieran lo contaran a sus hijos,
para que pusieran en Dios
su confianza
y no se olvidaran de las obras de Dios,
a fin de que guardaran
sus mandamientos;
para que no fuesen como sus padres: una generación porfiada y rebelde[b], una generación que no dispuso
su corazón,
ni su espíritu fue fiel para con Dios.
Los hijos de Efraín, armados con excelentes arcos,
volvieron las espaldas en el día
de la batalla.
10 No guardaron el pacto de Dios
y rehusaron andar en su ley.
11 Más bien, se olvidaron de sus obras; de las maravillas que les había mostrado.
12 Delante de sus padres Dios
hizo maravillas[c]
en la tierra de Egipto,
en los campos de Tanis.
13 Dividió el mar y los hizo pasar[d]; hizo que las aguas se detuvieran como en un dique.
14 De día los condujo con una nube; toda la noche con resplandor de fuego.
15 Partió las peñas en el desierto[e]
y les dio a beber del gran abismo.
16 Sacó corrientes de la peña
e hizo descender aguas como ríos.
17 A pesar de esto,
volvieron a pecar contra él[f];
se rebelaron contra el Altísimo
en el desierto.
18 Probaron a Dios en su corazón,
pidiendo comida a su antojo.
19 Y hablaron contra Dios diciendo: “¿Podrá preparar una mesa en
el desierto?
20 He aquí que golpeó la peña
y fluyeron aguas,
y corrieron arroyos en torrentes. Pero, ¿podrá también dar pan? ¿Podrá proveer carne para su pueblo?”.
21 El SEÑOR lo oyó y se indignó[g]; fuego se encendió contra Jacob,
y la ira descendió contra Israel.
22 Porque no creyeron a Dios
ni confiaron en su liberación
23 a pesar de que mandó a las nubes
de arriba
y abrió las puertas de los cielos;
24 a pesar de que hizo llover sobre ellos maná para comer
y les dio trigo del cielo.
25 Pan de fuertes comió el hombre;
les envió comida hasta saciarlos.
26 Levantó en el cielo el viento
del oriente[h],
y trajo el viento del sur con su poder.
27 Así hizo llover sobre ellos carne como polvo,
aves aladas como la arena del mar.
28 Las hizo caer en medio
del campamento,
alrededor de sus tiendas.
29 Comieron hasta hartarse;
les dio satisfacción a su apetito.
30 Pero cuando no habían colmado
su apetito,
estando la comida aún en su boca,
31 descendió sobre ellos la ira de Dios
y mató a los más distinguidos de ellos; derribó a los escogidos de Israel.
32 Con todo, siguieron pecando
y no dieron crédito a sus maravillas.
33 Por eso los consumió en la vanidad,
y consumió sus años con pánico.
34 Cuando los hacía morir
entonces buscaban a Dios[i],
y, solícitos, volvían a acercarse a él.
35 Se acordaron de que Dios es su Roca;
de que el Dios Altísimo es su Redentor.
36 Pero le halagaban con la boca,
y con su lengua le mentían.
37 Pues sus corazones no eran firmes para con él,
ni eran fieles con su pacto.
38 Con todo, él perdonaba misericordioso la maldad y no los destruía.
En muchas ocasiones apartó su ira
y no despertó todo su enojo.
39 Se acordó de que ellos eran carne,
un soplo que va y no vuelve.
40 ¡Cuántas veces lo amargaron
en el desierto;
lo entristecieron en la sequedad!
41 Volvían a probar a Dios
e irritaban al Santo de Israel.
42 No se acordaron de su mano[j]
en el día que los redimió del adversario,
43 cuando impuso en Egipto sus señales
y sus maravillas en los campos
de Tanis.
44 Convirtió en sangre sus canales; también sus corrientes para que
no bebieran.
45 Envió contra ellos enjambres de moscas que los devoraban
y ranas que los infestaban.
46 También entregó sus productos
a la oruga,
y el fruto de sus labores a la langosta.
47 Sus viñas destruyó con granizo
y sus higuerales con aluvión.
48 Entregó los animales al granizo,
y sus ganados a los rayos.
49 Envió sobre ellos el furor de su ira, enojo, indignación y angustia, como delegación de mensajeros destructores.
50 Dio vía libre a su furor;
no les eximió su alma de la muerte;
la vida de ellos entregó a la epidemia.
51 Hirió a todos los primogénitos
de Egipto[k],
primicias del vigor de las tiendas
de Cam[l].
52 Pero hizo que su pueblo partiera cual manada
y los llevó por el desierto cual rebaño.
53 Los guió con seguridad
para que no tuvieran miedo;
y el mar cubrió a sus enemigos.
54 Después los trajo al territorio
de su santuario;
a este monte que adquirió
con su diestra.
55 Arrojó a las naciones de delante
de ellos[m],
les repartió a cordel la heredad,
e hizo habitar en sus tiendas a las tribus de Israel.
56 Pero pusieron a prueba al Dios Altísimo y lo amargaron,
y no guardaron sus testimonios.
57 Más bien, se volvieron atrás
y se rebelaron como sus padres.
Se desviaron como arco engañoso.
58 Lo airaron con sus lugares altos,
y con sus imágenes lo provocaron
a celos.
59 Dios lo oyó y se encendió en ira;
en gran manera rechazó a Israel.
60 Abandonó el tabernáculo de Silo,
la tienda en que habitó entre los hombres.
61 Entregó su poderío a la cautividad[n],
y su gloria en manos del enemigo.
62 También entregó su pueblo
a la espada;
se airó contra su posesión.
63 El fuego devoró a sus jóvenes; sus vírgenes no fueron alabadas.
64 Sus sacerdotes cayeron a espada,
y sus viudas no hicieron lamentación.
65 Entonces se despertó el Señor,
a la manera del que duerme, como un guerrero que grita dominado por el vino.
66 E hirió a sus enemigos haciéndolos
retroceder,
y los puso como afrenta perpetua.
67 Desechó la tienda de José;
no escogió a la tribu de Efraín.
68 Más bien, escogió a la tribu de Judá;
el monte Sion, al cual amó.
69 Allí edificó su santuario como
las alturas;
como la tierra a la cual cimentó para siempre.
70 Eligió a su siervo David[o];
lo tomó de los rediles de las ovejas.
71 Lo trajo de detrás de las ovejas
recién paridas
para que apacentase a su pueblo Jacob,
a Israel su heredad.
72 Los apacentó con íntegro corazón; los pastoreó con la pericia de sus manos.

Nehemías 8:1-12

Entonces todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que está frente a la puerta de las Aguas. Y dijeron al escriba Esdras que trajera el libro de la Ley de Moisés, que el SEÑOR había dado a Israel. El primer día del mes séptimod, el sacerdote Esdras trajo la Ley ante la congregación de hombres y mujeres, y de todo el que era apto para entender lo que oía. Y leyó el libro desde el alba hasta el medio día, frente a la plaza que está ante la puerta de las Aguas en presencia de hombres, de mujeres y de cuantos podían entender. Y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la Ley.

El escriba Esdras estaba sobre una plataforma de madera que habían hecho para ello. Junto a él, a su derecha, estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilquías y Maasías; y a su izquierda estaban Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesulam.

Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo, porque él estaba más alto que todo el pueblo. Y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso de pie. Entonces Esdras bendijo al SEÑOR, el gran Dios; y todo el pueblo, alzando las manos, respondió:

—¡Amén! ¡Amén!

Luego se inclinaron y adoraron al SEÑOR con el rostro a tierra. Entonces los levitas Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Quelita, Azarías, Jozabed, Hanán y Pelaías explicaban la Ley al pueblo, mientras el pueblo permanecía de pie en su lugar. Ellos leían en el libro de la Ley de Dios, explicando y aclarando el sentido de modo que entendieran la lectura. Nehemías, que era el gobernador, el sacerdote y escriba Esdras y los levitas que enseñaban al pueblo decían a todo el pueblo:

—¡Este es un día santo para el SEÑOR su Dios! No se entristezcan ni lloren.

Porque todo el pueblo lloraba al oír las palabras de la Ley. 10 Luego les dijo:

—Vayan, coman ricos manjares, beban bebidas dulces y envíen porciones a los que no tienen nada preparado, porque este es un día santo para nuestro Señor. No se entristezcan porque el gozo del SEÑOR es su fortaleza.

11 Los levitas hacían que todo el pueblo guardara silencio, y decían:

—Callen, porque el día es santo; no se entristezcan.

12 Así todo el pueblo se fue a comer y a beber, a enviar porciones y a regocijarse con gran alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.

1 Tesalonicenses 3:6-13

Pero ahora Timoteo ha regresado desde ustedes a nosotros y nos ha dado buenas noticias de la fe y del amor de ustedes, y de que siempre tienen buenos recuerdos de nosotros, deseando vernos, tal como nosotros también a ustedes. Por eso hemos sido animados por ustedes, hermanos, por medio de su fe, en toda nuestra necesidad y aflicción. Porque ahora vivimos, si efectivamente están firmes en el Señor.

Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios con respecto a ustedes en recompensa por todo el gozo con que nos regocijamos por causa de ustedes delante de nuestro Dios? 10 De día y de noche imploramos con mucha instancia, a fin de verlos personalmente y completar lo que falta de su fe. 11 ¡Que el mismo Dios y Padre nuestro, con nuestro Señor Jesús, nos abra camino hacia ustedes! 12 El Señor los multiplique y los haga abundar en amor unos para con otros y para con todos, tal como nosotros para con ustedes; 13 a fin de confirmar el corazón de ustedes irreprensible en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos[a].

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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