Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Alabanza al Dios creador y providente
33 Alégrense, oh justos, en el SEÑOR; a los rectos es hermosa la alabanza.
2 Den gracias al SEÑOR con lira; cántenle con arpa de diez cuerdas.
3 Cántenle un cántico nuevo;
háganlo bien, tocando con júbilo.
4 Porque recta es la palabra del SEÑOR,
y toda su obra ha sido hecha con verdad.
5 Él ama la justicia y el derecho;
de la misericordia del SEÑOR está llena la tierra.
6 Por la palabra del SEÑOR fueron hechos los cielos;
todo el ejército de ellos fue hecho por el soplo de su boca.
7 Él junta como un montón las aguas de los mares,
y guarda en depósitos los océanos.
8 Tema al SEÑOR toda la tierra;
témanle todos los habitantes
del mundo.
9 Porque él dijo, y fue hecho;
él mandó, y existió.
10 El SEÑOR hace nulo el consejo
de las naciones
y frustra las maquinaciones
de los pueblos.
11 El consejo del SEÑOR permanecerá para siempre,
y los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.
12 ¡Bienaventurada la nación de la cual el SEÑOR es Dios,
el pueblo al cual escogió como posesión suya!
Pacto del SEÑOR con Abram
15 Después de estas cosas vino la palabra del SEÑOR a Abram en visión, diciendo:
—No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y tu galardón será muy grande.
2 Abram respondió:
—Oh SEÑOR Dios[a], ¿qué me has de dar? Pues continúo sin hijos, y el heredero de mi casa será Eliezer, de Damasco. 3 —Añadió Abram—: A mí no me has dado descendencia, y he aquí me heredará un criado nacido en mi casa.
4 Y he aquí que la palabra del SEÑOR vino a él diciendo:
—No será este el que te herede, sino que alguien que salga de tus entrañas será el que te herede.
5 Entonces lo llevó fuera y le dijo:
—Mira, por favor, al cielo y cuenta las estrellas, si acaso las puedes contar. —Y añadió—: Así será tu descendencia.
6 Él creyó al SEÑOR, y le fue contado por justicia. 7 Entonces le dijo:
—Yo soy el SEÑOR, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra como posesión.
8 Él respondió:
—Oh SEÑOR Dios[b], ¿cómo sabré que yo la he de poseer?
9 Le respondió:
—Tráeme una vaquilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.
10 Él tomó todos estos animales, los partió por la mitad y puso cada mitad una frente a otra. Pero no partió las aves. 11 Entonces descendieron unos buitres sobre los cuerpos muertos, y Abram los ahuyentaba. 12 Pero cuando el sol estaba por ponerse, cayó sobre Abram un sueño profundo, y he aquí que se apoderó de él el terror de una gran oscuridad. 13 Entonces Dios dijo a Abram:
—Ten por cierto que tus descendientes serán forasteros en una tierra que no será suya, y los esclavizarán y los oprimirán cuatrocientos años. 14 Pero yo también juzgaré a la nación a la cual servirán, y después de esto saldrán con grandes riquezas. 15 Pero tú irás a tus padres en paz y serás sepultado en buena vejez. 16 En la cuarta generación volverán acá, pues hasta ahora no ha llegado al colmo la maldad de los amorreos.
17 Y sucedió una vez que el sol se puso y hubo oscuridad que he aquí, apareció un horno humeante, y una antorcha de fuego pasó por en medio de los animales divididos.
18 Aquel día el SEÑOR hizo un pacto con Abram diciendo:
—A tus descendientes daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el río Éufrates; 19 la tierra de los queneos, quenezeos, cadmoneos, 20 heteos, ferezeos, refaítas,
Jesús sana a dos ciegos
27 Mientras Jesús pasaba de allí, lo siguieron dos ciegos clamando a gritos y diciendo:
—¡Ten misericordia de nosotros, hijo de David!
28 Cuando él llegó a la casa, los ciegos vinieron a él. Y Jesús les dijo:
—¿Creen que puedo hacer esto?
Ellos dijeron:
—Sí, Señor.
29 Entonces les tocó los ojos diciendo:
—Conforme a la fe de ustedes les sea hecho.
30 Y los ojos de ellos fueron abiertos. Entonces Jesús les encargó rigurosamente diciendo:
—Miren que nadie lo sepa.
31 Pero ellos salieron y difundieron su fama por toda aquella tierra.
Jesús sana a un endemoniado mudo
32 Mientras aquellos salían, he aquí le trajeron un hombre mudo endemoniado. 33 Y tan pronto fue echado fuera el demonio, el mudo habló. Y las multitudes se maravillaban diciendo:
—¡Nunca se ha visto semejante cosa en Israel!
34 Pero los fariseos decían:
—Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
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