Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Plegaria pidiendo la destrucción de los enemigos de Sión
Cántico gradual.
129 Mucho me han angustiado desde mi juventud,
Diga ahora Israel;
2 Mucho me han angustiado desde mi juventud;
Mas no prevalecieron contra mí.
3 Sobre mis espaldas araron los aradores;
Hicieron largos surcos.
4 Jehová es justo;
Cortó las coyundas de los impíos.
5 Serán avergonzados y retrocederán
Todos los que aborrecen a Sión.
6 Serán como la hierba de los tejados,
Que se seca antes que crezca;
7 De la cual no llena el segador su mano,
Ni su brazada el que hace gavillas.
8 Ni dicen los que pasan:
La bendición de Jehová sea sobre vosotros;
Os bendecimos en el nombre de Jehová.
Caída de Jerusalén
39 En el noveno año de Sedequías, rey de Judá, en el mes décimo, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitiaron.
2 Y en el undécimo año de Sedequías, en el mes cuarto, a los nueve días del mes, se abrió brecha en el muro de la ciudad.
3 Y entraron todos los príncipes del rey de Babilonia, y acamparon a la puerta de en medio: Nergal-sarezer, Samgar-nebó, Sarsequim el Rabsaris, Nergal-sarezer el Rabmag y todos los demás príncipes del rey de Babilonia.
4 Y viéndolos Sedequías, rey de Judá, y todos los hombres de guerra, huyeron y salieron de noche de la ciudad por el camino del huerto del rey, por la puerta entre los dos muros; y salió el rey por el camino del Arabá.
5 Pero el ejército de los caldeos los siguió, y alcanzaron a Sedequías en los llanos de Jericó; y le tomaron, y le hicieron subir a Riblá en tierra de Hamat, donde estaba Nabucodonosor, rey de Babilonia, y le sentenció.
6 Y degolló el rey de Babilonia a los hijos de Sedequías en presencia de éste en Riblá, haciendo asimismo degollar el rey de Babilonia a todos los nobles de Judá.
7 Y sacó los ojos del rey Sedequías, y le aprisionó con cadenas para llevarle a Babilonia.
8 Y los caldeos incendiaron la casa del rey y la casa del pueblo, y derribaron los muros de Jerusalén.
9 Y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los desertores que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que había quedado, Nabuzaradán, capitán de la guardia, los transportó a Babilonia.
10 Pero Nabuzaradán, capitán de la guardia, hizo quedar en tierra de Judá a los pobres del pueblo que no tenían nada, y les dio viñas y heredades en aquel día.
Nabucodonosor cuida de Jeremías
11 Y Nabucodonosor había ordenado a Nabuzaradán, capitán de la guardia, acerca de Jeremías, diciendo:
12 Tómale y vela por él, y no le hagas mal alguno, sino que harás con él como él te diga.
13 Envió, por tanto, Nabuzaradán capitán de la guardia, y Nabusazbán el Rabsaris, Nergal-sarezer el Rabmag y todos los jefes superiores del rey de Babilonia,
14 enviaron y tomaron a Jeremías del patio de la cárcel, y lo entregaron a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, para que lo llevase a su casa; y vivió entre el pueblo.
Dios promete librar a Ébed-mélec
15 Y había venido palabra de Jehová a Jeremías, mientras estaba preso en el patio de la cárcel, diciendo:
16 Ve y habla a Ébed-mélec etíope, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo traigo mis palabras sobre esta ciudad para mal, y no para bien; y se cumplirán en aquel día en presencia tuya.
17 Pero en aquel día yo te libraré, dice Jehová, y no serás entregado en manos de aquellos a quienes tú temes.
18 Porque ciertamente te libraré, y no caerás a espada, sino que tu vida te será por botín, porque pusiste tu confianza en mí, dice Jehová.
Exhortación a la paciencia y oración
7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardándolo con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.
8 Tened también vosotros paciencia, y afianzad vuestros corazones; porque la venida del Señor está cerca.
9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis juzgados; mirad: el juez está ya a las puertas.
10 Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
11 Ved cómo tenemos por dichosos a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.
12 Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni con ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis bajo juicio.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.