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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
La Biblia de las Américas (LBLA)
Version
Salmos 89:1-4

El pacto del Señor con David, y las aflicciones de Israel

Masquil[a] de Etán ezraíta[b].

89 Por siempre cantaré de las misericordias del Señor(A);
con mi boca daré a conocer(B) tu fidelidad(C) a todas las generaciones.
Porque dije: Para siempre será edificada la misericordia(D);
en los cielos mismos establecerás tu fidelidad(E).
Yo he hecho un pacto con mi escogido(F),
he jurado a David mi siervo(G):
Estableceré tu descendencia[c] para siempre(H),
y edificaré tu trono(I) por todas las generaciones. (Selah[d])

Salmos 89:19-26

19 Una vez hablaste en visión a tus santos[a],
y dijiste: He ayudado a[b] un poderoso(A);
he exaltado a uno escogido de entre el pueblo(B).
20 He hallado a David mi siervo(C);
lo he ungido con mi óleo santo(D),
21 y[c] con él estará siempre[d] mi mano(E);
mi brazo también lo fortalecerá(F).
22 No lo engañará[e] el enemigo,
ni lo afligirá el hijo de maldad[f](G).
23 Sino que yo aplastaré(H) a sus adversarios delante de él,
y heriré a los que lo aborrecen.
24 Con él estarán mi fidelidad(I) y mi misericordia,
y en mi nombre será exaltado su poder[g](J).
25 Pondré también su mano sobre el mar(K),
y su diestra sobre los ríos.
26 Él clamará a mí: Mi Padre eres tú(L),
mi Dios y la roca de mi salvación(M).

Jueces 13:2-24

Y había un hombre de Zora(A), de la familia de los danitas, el cual se llamaba Manoa; su mujer era estéril y no había tenido hijos. Entonces el ángel del Señor se le apareció a la mujer(B), y le dijo: He aquí, tú eres estéril y no has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora pues, cuídate de no beber vino ni licor(C), y de no comer ninguna cosa inmunda. Pues he aquí, concebirás y darás a luz un hijo; no pasará navaja sobre su cabeza, porque el niño será nazareo para Dios(D) desde el seno materno(E); y él comenzará a salvar a Israel(F) de manos de los filisteos. Y la mujer fue y se lo dijo a su marido, diciendo: Un hombre de Dios vino a mí(G), y su aspecto era como el aspecto del ángel de Dios, muy imponente. Yo no le pregunté de dónde venía, ni él me hizo saber su nombre. Pero él me dijo: «He aquí, concebirás y darás a luz un hijo; desde ahora no beberás vino ni licor, ni comerás cosa inmunda, porque el niño será nazareo para Dios desde el seno materno hasta el día de su muerte».

Entonces Manoa imploró al Señor, y dijo: Te ruego Señor, que el hombre de Dios que tú enviaste venga otra vez a nosotros, para que nos enseñe lo que hemos de hacer con el niño que ha de nacer(H). Y Dios escuchó la voz de Manoa. Y el ángel de Dios vino otra vez a la mujer(I) cuando estaba sentada en el campo; y Manoa su marido no estaba con ella. 10 Y la mujer corrió rápidamente y avisó a su marido, y le dijo: He aquí, se me ha aparecido el hombre que vino[a] el otro día(J). 11 Manoa se levantó y siguió a su mujer, y cuando llegó al hombre, le dijo: ¿Eres el hombre que habló a la mujer(K)? Y él respondió: Yo soy. 12 Y Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser el modo de vivir del muchacho y cuál su vocación? 13 Y el ángel del Señor dijo a Manoa: Que la mujer atienda a[b] todo lo que le dije(L). 14 No comerá nada que venga de la vid(M), no beberá vino ni licor, ni comerá nada inmundo(N); que guarde ella todo lo que le he mandado.

Visión de Manoa y nacimiento de Sansón

15 Entonces Manoa dijo al ángel del Señor(O): Permítenos detenerte y prepararte un cabrito. 16 Y el ángel del Señor respondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu alimento[c](P), mas si preparas un holocausto, ofrécelo al Señor. Y[d] Manoa no sabía que era el ángel del Señor. 17 Y Manoa dijo al ángel del Señor: ¿Cuál es tu nombre(Q), para que cuando se cumplan tus palabras, te honremos? 18 Y el ángel del Señor le respondió: ¿Por qué preguntas mi nombre, viendo que es maravilloso[e](R)? 19 Y Manoa tomó el cabrito con la ofrenda de cereal y los ofreció sobre una piedra al Señor(S), y el ángel hizo maravillas mientras que Manoa y su mujer observaban. 20 Pues sucedió que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel del Señor ascendió en la llama del altar. Al ver esto, Manoa y su mujer cayeron rostro en tierra(T). 21 Y el ángel del Señor no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces Manoa supo que era el ángel del Señor(U). 22 Y Manoa dijo a su mujer: Ciertamente moriremos, porque hemos visto a Dios(V). 23 Pero su mujer le dijo: Si el Señor hubiera deseado matarnos, no habría aceptado el holocausto ni la ofrenda de cereal de nuestras manos; tampoco nos habría mostrado todas estas cosas, ni nos habría permitido ahora oír cosas como estas(W).

24 Y la mujer dio a luz un hijo y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció y el Señor lo bendijo(X).

Juan 7:40-52

40 Entonces algunos de la multitud, cuando oyeron estas palabras, decían: Verdaderamente este es el Profeta(A). 41 Otros decían: Este es el Cristo[a]. Pero otros decían: ¿Acaso el Cristo[b] ha de venir de Galilea(B)? 42 ¿No ha dicho la Escritura que el Cristo viene de la descendencia de David, y de Belén(C), la aldea de donde era David? 43 Así que se suscitó una división(D) entre la multitud por causa de Él. 44 Y algunos de ellos querían prenderle, pero nadie le echó mano(E).

Los alguaciles confundidos

45 Entonces los alguaciles(F) vinieron a los principales sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis? 46 Los alguaciles(G) respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla(H)! 47 Entonces los fariseos les contestaron: ¿Es que también vosotros os habéis dejado engañar(I)? 48 ¿Acaso ha creído en Él alguno de los gobernantes(J), o de los fariseos? 49 Pero esta multitud que no conoce de la ley, maldita es. 50 Nicodemo(K), el que había venido a Jesús[c] antes, y que era uno de ellos, les dijo*: 51 ¿Acaso juzga nuestra ley a un hombre a menos que le oiga primero(L) y sepa lo que hace? 52 Respondieron y le dijeron: ¿Es que tú también eres de Galilea(M)? Investiga, y verás que ningún profeta surge de Galilea.

La Biblia de las Américas (LBLA)

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