Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Dios bendice a la familia
SALMO 128 (127)
Cántico para las peregrinaciones.
128 ¡Dios bendice
a todos los que lo obedecen
y siguen sus enseñanzas!
2-3 Si tú eres uno de ellos,
Dios te bendecirá mucho.
En el seno de tu hogar
comerás y disfrutarás
de lo que ganes con tu trabajo.
Tu esposa tendrá muchos hijos.
¡Parecerá un racimo de uvas!
Nunca en tu mesa faltará comida,
y tus hijos crecerán
fuertes como los olivos.
4 ¡Así es como Dios bendice
a todos los que lo obedecen!
5 ¡Que Dios te bendiga
desde su templo en el monte Sión!
¡Que veas prosperar a Jerusalén
todos los días de tu vida!
6 ¡Que Dios te deje ver crecer
a tus hijos y a tus nietos!
¡Que haya paz en Israel!
Piedras recordatorias
4 Cuando todo el pueblo de Israel terminó de cruzar el Jordán, Dios le dijo a Josué: 2 «Elige doce hombres, uno de cada tribu, 3 y diles que vayan al lugar donde los sacerdotes se detuvieron en medio del Jordán. Que tomen doce piedras de allí y las lleven hasta el lugar donde van a acampar esta noche».
4 Josué llamó a los doce hombres que había elegido, 5 y les dijo:
«Vayan hasta la mitad del Jordán, delante del cofre del pacto de nuestro Dios, y saque cada uno de ustedes una piedra del río, una por cada tribu de Israel, y échesela al hombro. 6 Con estas piedras harán un monumento, y cuando sus hijos les pregunten qué significan, 7 ustedes les dirán que, cuando los sacerdotes entraron al río con el cofre del pacto, las aguas del Jordán dejaron de correr. Así que estas piedras les recordarán siempre a los israelitas lo que Dios hizo aquí».
8 Los doce hombres hicieron lo que Dios le había ordenado a Josué. Tomaron doce piedras de en medio del Jordán, y las pusieron en el lugar donde acamparon. Por cada tribu de Israel había una piedra. 9 Josué también colocó doce piedras en el Jordán, en el lugar donde habían estado los sacerdotes que llevaban el cofre del pacto. Esas piedras todavía están allí. 10 Los sacerdotes se quedaron en medio del Jordán hasta que el pueblo terminó de hacer todo lo que Dios les había mandado por medio de Josué. Estas mismas instrucciones también se las había dado Moisés a Josué.
El pueblo se apuró para cruzar el río, 11 y cuando todos terminaron de cruzarlo, también pasaron los sacerdotes llevando el cofre de Dios, y otra vez se pusieron al frente. 12 Las tribus de Rubén y Gad, y la media tribu de Manasés cruzaron antes que el resto, como Moisés les había ordenado. Iban armados para la batalla. 13 Los que cruzaron hacia la llanura de Jericó fueron unos cuarenta mil hombres en pie de guerra. Marcharon delante del cofre, que simboliza la presencia de Dios. 14 Por lo que Dios hizo ese día, todos los israelitas reconocieron a Josué como un gran líder. Lo respetaron durante toda su vida, como antes habían respetado a Moisés.
15 Entonces Dios le dijo a Josué: 16 «Diles a los sacerdotes que llevan el cofre del pacto, que salgan del río Jordán».
17 Así lo hizo Josué, 18 y cuando los sacerdotes llegaron a la orilla, el río volvió a correr hasta desbordarse como antes.
19 El diez de Abib[a] el pueblo cruzó a pie el Jordán, y acampó cerca de la ciudad de Guilgal, al este de Jericó. 20 Josué ordenó que pusieran allí las doce piedras que habían sacado del Jordán, 21 y les dijo a los israelitas:
«En el futuro, cuando sus hijos les pregunten qué significan estas piedras, 22 ustedes les dirán que son para recordarnos que los israelitas cruzamos el Jordán sobre terreno seco. 23 Les dirán que Dios detuvo las aguas del Jordán hasta que todos cruzamos, igual que cuando cruzamos el Mar de los Juncos. 24 Lo hizo para que todos los pueblos de la tierra sepan que nuestro Dios es poderoso, y para que ustedes lo honren siempre».
13 Además, siempre damos gracias a Dios porque, al llevarles su mensaje, ustedes lo aceptaron como si lo recibieran de parte de Dios y no de un ser humano. Y es verdad, ese mensaje es de Dios, y hace que los que confían en él cambien su manera de vivir. 14 A ustedes, hermanos, les pasó lo mismo que a los cristianos de las iglesias de Dios en Judea: ¡su propia gente se burló de ellos y los atacó! Eso les pasó a ustedes cuando gente de su propio país los buscó para maltratarlos. 15 Los judíos mataron al Señor Jesús y a los profetas, y luego nos echaron de su país. Ellos no hacen lo que a Dios le agrada, sino que están en contra de todos, 16 y a nosotros no nos dejan anunciar el mensaje de salvación a los que no son judíos. Así añaden más pecados a los que ya han cometido. Pero al final Dios los castigará terriblemente.
Pablo deseaba visitar a los tesalonicenses
17 Sin embargo, hermanos míos, aunque nosotros nos separamos de ustedes por un tiempo, siempre los recordábamos con cariño y deseábamos mucho ir a verlos. 18 Intentamos visitarlos, y en más de una ocasión yo mismo traté de ir, pero Satanás nos lo impidió. 19 Teníamos deseos de verlos, pues cuando nuestro Señor Jesús regrese y nos pida cuentas, nos sentiremos orgullosos, felices y seguros de nuestro trabajo por ustedes. 20 ¡Ustedes son nuestro orgullo y alegría!
Copyright © 2000 by United Bible Societies