Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Dios es el rey
SALMO 93 (92)
93 Dios mío,
tú eres nuestro rey.
Has mostrado tu majestad,
tu grandeza y tu poder.
Has afirmado el mundo,
y jamás se moverá.
2 Desde el principio eres rey;
tú siempre has existido.
3 Dios mío,
se revuelven los ríos,
se levantan las olas,
¡se agitan los mares!
4 Pero tú, en el cielo,
te muestras más poderoso
que el rugido de los mares;
¡más poderoso que las olas del mar!
5 Dios mío,
tus leyes tienen valor permanente.
Tu presencia da a tu templo
una belleza sin igual.
Elías es llevado al cielo
2 Dios había planeado llevarse a Elías al cielo en un remolino. Ese día, Elías y Eliseo salieron de Guilgal, 2 y Elías le dijo a Eliseo:
—Te ruego que te quedes aquí, porque Dios me mandó ir a Betel.
Pero Eliseo le contestó:
—Te juro por Dios, y por ti mismo, que no te dejaré ir solo.
Así que los dos fueron a Betel. 3 Los profetas que estaban en Betel salieron a ver a Eliseo y le preguntaron:
—¿Ya sabes que hoy Dios se va a llevar a tu maestro?
Él les contestó:
—Sí, ya lo sé, pero no digan nada.
4 Después Elías le dijo a Eliseo:
—Te ruego que te quedes aquí, porque Dios me mandó ir a la ciudad de Jericó.
Pero Eliseo le contestó:
—Te juro por Dios, y por ti mismo, que no te dejaré ir solo.
5 Los profetas que vivían en Jericó fueron a ver a Eliseo y le preguntaron:
—¿Ya sabes que Dios va a quitarte a tu maestro hoy?
Él contestó:
—Sí, ya lo sé, pero no digan nada.
6 Después Elías le dijo a Eliseo:
—Te ruego que te quedes acá, porque Dios me mandó ir al río Jordán.
Pero Eliseo contestó:
—Te juro por Dios, y por ti mismo, que no te dejaré ir solo.
Entonces se fueron los dos 7 y se detuvieron a la orilla del río Jordán. Cincuenta profetas los habían seguido, pero permanecieron a cierta distancia de ellos. 8 Entonces Elías tomó su capa, la enrolló y golpeó el agua, y el agua se separó en dos, dejando en medio un camino. Los dos cruzaron por tierra seca, y 9 enseguida Elías le dijo a Eliseo:
—Dime qué quieres que haga por ti antes de que nos separemos.
Eliseo le contestó:
—Quiero ser el que se quede en tu lugar como profeta especial de Dios.
10 Elías le dijo:
—Me pides algo muy difícil. Sin embargo, si logras verme en el momento en que Dios me lleve, recibirás lo que pides. Pero si no me ves, no lo recibirás.
11 Mientras ellos iban caminando y conversando, apareció una carroza de fuego tirada por caballos de fuego y separó a los dos profetas. Entonces Elías subió al cielo en un remolino.
12 Eliseo lo vio y gritó:
—¡Mi maestro! ¡Mi maestro! Fuiste más importante para Israel que los carros de combate y los soldados de caballería.
Después de esto no volvió a ver a Elías.
Eliseo continúa con el trabajo de Elías
Entonces Eliseo tomó su ropa y la rompió en dos para mostrar su tristeza.
Dios nos da vida
2 Antes, ustedes estaban muertos para Dios, pues hacían el mal y vivían en pecado; 2 seguían el mal ejemplo de la gente de este mundo, y obedecían al poderoso espíritu en los aires, que gobierna sobre los malos espíritus y domina a las personas que desobedecen a Dios.
3 Antes nosotros nos comportábamos así, y vivíamos obedeciendo a los malos deseos de nuestro cuerpo y nuestra mente. ¡Con justa razón merecíamos ser castigados por Dios, como todos los demás! 4 Pero Dios es muy compasivo, y su amor por nosotros es inmenso. 5 Por eso, aunque estábamos muertos por culpa de nuestros pecados, él nos dio vida al resucitar a Cristo. Nos hemos salvado gracias al amor de Dios. 6 Dios, al resucitar a Jesucristo, nos resucitó y nos dio un lugar en el cielo, junto a él. 7 Hizo esto para mostrar, en el futuro, la bondad y el gran amor con que nos amó por medio de Jesucristo.
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