Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
El Señor, guardador de Israel
Cántico de ascenso gradual[a].
121 Levantaré mis ojos(A) a los montes(B);
¿de dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene del Señor(C),
que hizo los cielos y la tierra(D).
3 No permitirá que tu pie resbale(E);
no se adormecerá el que te guarda(F).
4 He aquí, no se adormecerá ni dormirá
el que guarda a Israel.
4 Prestadme atención, pueblo mío(A),
y oídme, nación[a] mía;
porque de mí saldrá una ley(B),
y estableceré[b] mi justicia(C) para luz de los pueblos(D).
5 Cerca está mi justicia, ha salido mi salvación(E),
y mis brazos juzgarán a los pueblos(F);
por mí esperan las costas(G),
y en mi brazo ponen su esperanza(H).
6 Alzad vuestros ojos a los cielos(I),
y mirad la tierra abajo;
porque los cielos como humo se desvanecerán,
y la tierra como un vestido se gastará(J).
Sus habitantes como mosquitos[c] morirán,
pero mi salvación será para siempre,
y mi justicia no menguará[d](K).
7 Escuchadme, vosotros que conocéis la justicia(L),
pueblo en cuyo corazón está mi ley(M).
No temáis el oprobio del hombre(N),
ni os desalentéis a causa de sus ultrajes.
8 Porque como a vestido se los comerá la polilla(O),
y como a lana se los comerá la larva(P).
Pero mi justicia durará para siempre(Q),
y mi salvación por todas las generaciones.
Jesús sana al siervo del centurión
7 Cuando Jesús terminó todas sus palabras(A) al pueblo que le oía[a], (B)se fue a Capernaúm.
2 Y el siervo de cierto centurión, a quien este apreciaba mucho[b], estaba enfermo y a punto de morir. 3 Al oír hablar de Jesús, el centurión(C) envió a Él unos ancianos de los judíos, pidiéndole que viniera y salvara[c] a su siervo. 4 Cuando ellos llegaron a Jesús, le rogaron con insistencia, diciendo: El centurión es digno de que le concedas esto; 5 porque él ama a nuestro pueblo[d] y fue él quien nos edificó la sinagoga. 6 Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que entres bajo mi techo; 7 por eso ni siquiera me consideré digno de ir a ti, tan solo di la[e] palabra y mi siervo[f] será sanado. 8 Pues yo también soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a este: «Ve», y va; y a otro: «Ven», y viene; y a mi siervo: «Haz esto», y lo hace. 9 Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la multitud que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado una fe tan grande(D). 10 Y cuando los que habían sido enviados regresaron a la casa, encontraron sano al siervo.
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