Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Al justo le va bien
1 ¡Aleluya!
Qué afortunado es el que teme al SEÑOR
y le gusta mucho hacer lo que él manda.
2 Sus descendientes serán poderosos.
Los que viven con honestidad serán bendecidos.
3 Su casa estará llena de riquezas y bienestar;
la causa justa que apoya seguirá en pie.
4 Habrá luz en medio de la oscuridad para la gente honesta,
porque Dios es misericordioso, compasivo y justo.
5 Le va bien a quien presta con generosidad
y sabe administrar sus asuntos con justicia.
6 El justo siempre será recordado,
nunca caerá.
7 No les teme a las malas noticias;
porque su corazón está firme,
confiado en el SEÑOR.
8 Siempre tiene confianza y no siente miedo;
por eso podrá vencer a sus enemigos.
9 Reparte sus bienes,
da a los pobres.
Nunca deja de hacer lo que es justo
y recibirá grandes honores.
10 Cuando el perverso se dé cuenta de esto,
se enojará y rechinará los dientes,
pero pronto desaparecerá
y nunca logrará lo que desea.
Moisés le pide al pueblo que obedezca
4 Ahora, pueblo de Israel, presten atención a las normas y leyes que yo les estoy enseñando. Obedézcanlas para que puedan seguir con vida, y así entrar y ocupar la tierra que les da el SEÑOR, el Dios de sus antepasados. 2 No les añadan ni les quiten nada a mis órdenes, sino obedezcan los mandamientos del SEÑOR su Dios que yo les ordeno.
3 Ustedes vieron lo que hizo el SEÑOR cuando el pueblo adoró a Baal Peor. A todo israelita que siguió a Baal Peor, el SEÑOR su Dios le quitó la vida, 4 pero todos ustedes, que siguieron fieles al SEÑOR su Dios, todavía siguen vivos.
5 ¡Miren! Les he enseñado las normas y leyes así como el SEÑOR mi Dios me ha ordenado, para que ustedes las pongan en práctica en la tierra que van a ocupar. 6 Deberán ser cuidadosos en obedecer fielmente estas leyes porque esa será la prueba de su sabiduría y entendimiento para las otras naciones que oirán de estas leyes y dirán: «Realmente, esta gran nación es de gente sabia e inteligente».
7 ¿Qué gran nación hay en la que su dios esté tan cerca como el SEÑOR lo está de nosotros, que viene cuando le pedimos ayuda? 8 Y ¿en qué gran nación hay normas y leyes tan justas como toda esta ley que les estoy dando? 9 Pero sé cuidadoso en extremo para que no olvides lo que tus ojos han visto y no se borren de tu mente todos los días de tu vida. Enséñales todo esto a tus hijos y a los hijos de tus hijos. 10 No olvides nunca lo que viste el día que te presentaste ante el SEÑOR tu Dios en el monte Horeb, cuando el SEÑOR me dijo: «Reúne al pueblo ante mí, para que oigan lo que tengo que decirles y aprendan a obedecerme todos los días de su vida en la tierra, y para que les enseñen esto a sus hijos». 11 Ustedes se acercaron y se colocaron al pie del monte que ardía en un fuego que llegaba hasta el cielo; había oscuridad y una densa niebla. 12 El SEÑOR les habló desde el medio del fuego. Escucharon el sonido de sus palabras, pero no veían ninguna forma, solamente se oía una voz. 13 Él les anunció su pacto que les mandó obedecer: los diez mandamientos que grabó en dos tablas de piedra. 14 El SEÑOR me mandó a mí que les enseñara las normas y leyes, de forma que ustedes pudieran obedecerlas en la tierra que ocuparán al cruzar el río Jordán.
Fe victoriosa
5 Todo el que cree que Jesús es el Cristo, ha llegado a ser hijo de Dios. El que ama al Padre, también ama a los hijos de ese Padre. 2 Si amamos a Dios y ponemos en práctica sus mandamientos, sabemos que amamos a los hijos de Dios. 3 Pues demostramos el amor a Dios poniendo en práctica sus mandamientos, y sus mandamientos no son difíciles de poner en práctica, 4 porque todo aquel que sea hijo de Dios vence al mundo. Nuestra fe nos ha dado la victoria sobre el mundo. 5 ¿Quién es el que vence al mundo? El que cree que Jesús es el Hijo de Dios.
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