Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
10 Yo, el Señor, soy tu Dios(A),
que te saqué de la tierra de Egipto;
abre bien tu boca(B) y la llenaré(C).
11 Pero mi pueblo no escuchó mi voz(D);
Israel no me obedeció[a](E).
12 Por eso los[b] entregué(F) a la dureza de su corazón,
para que anduvieran en sus propias intrigas.
13 ¡Oh, si mi pueblo me oyera(G),
si Israel anduviera en mis caminos(H)!
14 En un momento yo subyugaría a sus enemigos(I)
y volvería mi mano(J) contra sus adversarios.
15 Los que aborrecen al Señor le fingirían obediencia(K),
y el tiempo de su castigo sería para siempre.
16 Pero yo te[c] alimentaría con lo mejor[d] del trigo(L),
y con miel de la peña te saciaría(M).
Apostasía de Israel
2 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo: 2 Ve y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: «Así dice el Señor(A):
14 ¿Es un esclavo Israel o un siervo nacido en casa(A)?
¿Por qué se ha convertido en presa?
15 Contra él rugieron los leoncillos(B),
rugieron fuertemente[a],
y han hecho de su tierra una desolación;
sus ciudades están quemadas, sin habitantes(C).
16 Incluso los hombres[b] de Menfis y de Tafnes(D)
te han afeitado[c] la coronilla(E).
17 ¿No te ha sucedido[d] esto(F)
por haber dejado al Señor tu Dios,
cuando Él te guiaba por el camino?
18 Y ahora, ¿qué haces en el camino a Egipto(G)
para beber las aguas del Nilo[e](H)?
¿O qué haces en el camino a Asiria
para beber las aguas del Eufrates[f]?
19 Te castigará tu propia maldad(I),
y tus apostasías te condenarán(J).
Reconoce, pues, y ve que es malo y amargo(K)
el dejar al Señor tu Dios,
y no tener temor de mí[g](L) —declara el Señor, Dios[h] de los ejércitos.
20 Porque desde hace tiempo rompí[i] tu yugo(M)
y arranqué[j] tus coyundas;
pero dijiste: «No serviré».
Porque sobre toda colina alta
y bajo todo árbol frondoso
te echabas como ramera(N).
21 Pero yo te planté como vid escogida(O),
toda ella de simiente genuina.
¿Cómo, pues, te has vuelto delante de mí
sarmiento degenerado de una vid extraña(P)?
22 Aunque te laves(Q) con soda[k]
y uses mucho[l] jabón,
la mancha de tu iniquidad está aún delante de mí(R) —declara el Señor Dios[m].
Petición de los hijos de Zebedeo
20 (A)Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo(B) con sus hijos, postrándose ante Él(C) y pidiéndole algo. 21 Y Él le dijo: ¿Qué deseas? Ella le dijo*: Ordena que en tu reino estos dos hijos míos se sienten(D) uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. 22 Pero respondiendo Jesús, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa(E) que yo voy a beber? Ellos le dijeron*: Podemos. 23 Él les dijo*: Mi copa ciertamente beberéis(F), pero sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es mío el concederlo, sino que es para quienes(G) ha sido preparado por mi Padre(H). 24 Al oír esto, los diez se indignaron contra los dos hermanos. 25 (I)Pero Jesús, llamándolos junto a sí, dijo: Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos. 26 No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor(J), 27 y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo; 28 así como el Hijo del Hombre(K) no vino para ser servido(L), sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
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