Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
La protección de Dios
Himno de David. Instrucciones para el director del coro: Este himno deberá cantarse acompañado de música de flautas.
5 1-3 Mi rey y mi Dios,
escucha con atención mis palabras;
toma en cuenta mis súplicas,
escucha mi llanto,
pues a ti dirijo mi oración.
Tan pronto como amanece
te presento mis ruegos,
y quedo esperando tu respuesta.
4 A ti, Dios mío,
no te agrada la maldad.
Por eso los malvados
no pueden vivir contigo;
5 no soportas a los orgullosos
ni amas a los malhechores.
6 ¡Tú destruyes a los mentirosos,
y rechazas a los tramposos y asesinos!
7 Pero a mí me quieres tanto
que me dejas entrar en tu templo,
y allí me dejas hacer mis oraciones.
8 Dios mío,
¡enséñame a hacer el bien!
¡Llévame por el buen camino,
pues no quiero que mis enemigos
triunfen sobre mí!
23 Mientras tanto, los oficiales de Siria le dijeron a su rey:
—Los israelitas nos vencieron porque sus dioses son dioses de las montañas. Pero luchemos en el campo, y seguro que los derrotaremos. 24 Usted tiene que quitar a los reyes de sus puestos y poner en su lugar a oficiales del ejército. 25 Prepare un ejército como el que tenía antes de la guerra; reúna nuevamente caballos y carros de guerra. Después iremos a luchar contra los israelitas en el campo y seguramente los vamos a vencer.
El rey de Siria siguió el consejo.
26 Un año después, Ben-hadad reunió al ejército sirio y fue a Afec a luchar contra Israel. 27 También los israelitas inspeccionaron su ejército. Luego tomaron los alimentos y el equipo necesario, y salieron a atacar al ejército de Siria. El ejército de Israel era tan pequeño que, comparado con el ejército de Siria, parecía como dos rebaños de cabras en el campo.
28 Un profeta de Dios fue a ver al rey de Israel y le dijo: «Dios quiere que sepas lo que ha dicho el rey de Siria. Según este rey, el Dios de Israel sólo reina en las montañas y no en el campo. Por eso te dará la victoria sobre este gran ejército sirio. Así sabrás que él es el único Dios».
29 El ejército de Siria y el de Israel estuvieron acampando frente a frente durante siete días. El séptimo día se desató la batalla. Ese día los israelitas mataron a mil soldados sirios que iban a pie. 30 El resto del ejército sirio se escapó a la ciudad de Afec. Pero la muralla de la ciudad cayó encima de los veintisiete mil hombres que habían escapado.
Ben-hadad también escapó y se escondió en una habitación, en una casa de la ciudad. 31 Sus oficiales le dijeron:
—Hemos escuchado que los reyes de Israel siempre cumplen sus compromisos. Nos vestiremos con ropas ásperas, para mostrar nuestra tristeza por tantas muertes. Además nos pondremos una soga alrededor del cuello para mostrar que nos rendimos. Iremos ante el rey de Israel y le pediremos que le perdone la vida.
32 Los oficiales se pusieron ropas ásperas y una soga al cuello. Después fueron a ver al rey de Israel y le dijeron:
—Su servidor Ben-hadad le ruega que le perdone la vida.
Ahab les preguntó:
—¿Ben-hadad vive todavía? Él es mi amigo.
33 A los hombres les pareció una buena señal lo que dijo el rey de Israel, y rápidamente contestaron:
—¡Sí, Ben-hadad es su amigo!
Entonces el rey de Israel agregó:
—¡Vayan y tráiganlo!
Ben-hadad fue a ver a Ahab y éste lo invitó a subir a su carro. 34 Después Ben-hadad le dijo:
—Te voy a devolver las ciudades que mi padre le quitó al tuyo. Tú puedes poner negocios en Damasco, como hizo mi padre en Samaria.
Ahab le contestó:
—Entonces yo te dejaré ir.
Así que Ahab hizo este pacto con Ben-hadad y lo dejó ir.
Dios no ha rechazado a su pueblo
11 1-2 Entonces me pregunto: ¿Será que Dios ha rechazado al pueblo que él mismo eligió? ¡Claro que no! Dios no ha rechazado a los judíos, a quienes eligió desde el principio de la creación. Yo mismo soy israelita; soy descendiente de Abraham y pertenezco a la tribu de Benjamín.
Como ustedes bien saben, hay en la Biblia un relato, en donde Elías se queja con Dios acerca del pueblo de Israel. 3 Allí Elías le dice a Dios: «Señor, han matado a tus profetas y han destruido tus altares. Yo soy el único profeta que queda con vida, y también a mí me quieren matar.» 4 Pero Dios le contesta: «Todavía tengo siete mil israelitas que no han adorado al falso dios Baal.»
5 Lo mismo pasa ahora. Dios es bueno, y ha elegido a un pequeño grupo de judíos que aún confían en él. 6 Pero Dios los eligió porque él es bueno, y no porque ellos hayan hecho algo para merecerlo. Esto sólo puede suceder así porque Dios es bueno de verdad.
7 Realmente, sólo el pequeño grupo elegido por Dios logró encontrar lo que todos los demás buscaban. Y es que los demás eran muy tercos. 8 Como dice la Biblia:
«Dios les cerró la mente,
los ojos y los oídos,
hasta el día de hoy.»
9 También leemos que David dijo:
«¡Que sus fiestas se conviertan
en trampas y redes,
para que desagraden a Dios
y sean castigados!
10 »¡Que se nublen sus ojos
para que no puedan ver!
¡Que para siempre sus espaldas
se doblen de tanto sufrir!»
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