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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
La Biblia de las Américas (LBLA)
Version
Salmos 63:1-8

El alma sedienta se satisface en Dios

Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá[a].

63 Oh Dios, tú eres mi Dios(A); te buscaré con afán[b].
Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela[c](B)
cual[d] tierra seca y árida donde no hay agua(C).
Así te contemplaba en el santuario,
para ver tu poder y tu gloria(D).
Porque tu misericordia es mejor que la vida(E),
mis labios te alabarán.
Así te bendeciré mientras viva(F),
en tu nombre alzaré mis manos[e](G).
Como con médula[f] y grosura está saciada(H) mi alma;
y con labios jubilosos te alaba mi boca(I).

Cuando en mi lecho me acuerdo de ti(J),
en ti medito durante las vigilias de la noche(K).
Porque tú has sido mi socorro(L),
y a la sombra de tus alas(M) canto gozoso.
A[g] ti se aferra mi alma(N);
tu diestra me sostiene(O).

Daniel 3:19-30

Librados del horno de fuego

19 Entonces Nabucodonosor se llenó de furor, y demudó su semblante contra Sadrac, Mesac y Abed-nego(A). Respondió ordenando que se calentara el horno siete veces más de lo que se acostumbraba calentar. 20 Y mandó que algunos valientes guerreros de su ejército ataran a Sadrac, Mesac y Abed-nego, y los echaran en el horno de fuego ardiente. 21 Entonces estos hombres fueron atados y arrojados con sus mantos[a], sus túnicas[b], sus gorros y sus otras ropas en el horno de fuego ardiente(B). 22 Como la orden[c] del rey era apremiante[d](C) y el horno había sido calentado excesivamente, la llama del fuego mató a los que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. 23 Pero estos tres hombres, Sadrac, Mesac y Abed-nego cayeron, atados, en medio del horno de fuego ardiente(D).

24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantándose apresuradamente preguntó[e] a sus altos oficiales: ¿No eran tres los hombres que echamos atados en medio del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: Ciertamente, oh rey. 25 El rey respondió y dijo: ¡Mirad! Veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño alguno[f](E), y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses. 26 Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiente y[g] dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo(F), salid y venid acá. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego(G). 27 Y los sátrapas, los prefectos, los gobernadores y los altos oficiales del rey se reunieron(H) para ver a estos hombres, cómo el fuego no había tenido efecto[h] alguno sobre sus cuerpos, ni el cabello de sus cabezas se había chamuscado, ni sus mantos[i](I) habían sufrido daño alguno[j], ni aun olor del fuego había quedado en ellos(J).

28 Habló Nabucodonosor y dijo: Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego(K) que ha enviado a su ángel(L) y ha librado a sus siervos que, confiando en Él(M), desobedecieron la orden[k] del rey y entregaron sus cuerpos antes de servir y adorar a ningún otro dios excepto a su Dios(N). 29 Por tanto, proclamo un decreto de que todo pueblo, nación o lengua que diga blasfemia contra el Dios(O) de Sadrac, Mesac y Abed-nego(P) sea descuartizado y sus casas reducidas a escombros[l](Q), ya que no hay otro dios que pueda librar de esta manera(R). 30 Entonces el rey hizo prosperar a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia(S).

Apocalipsis 2:8-11

Mensaje a la iglesia de Esmirna

Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna(A):

«El primero y el último(B), el que estuvo muerto y ha vuelto a la vida(C), dice esto: “Yo conozco[a] tu tribulación(D) y tu pobreza(E) (pero tú eres rico(F)), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos y no lo son(G), sino que son sinagoga de Satanás(H). 10 No temas lo que estás por sufrir. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados(I), y tendréis tribulación por diez días(J). Sé fiel hasta la muerte(K), y yo te daré la corona de la vida(L). 11 El que tiene oído(M), oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor[b](N) no sufrirá daño de la muerte segunda(O)”».

La Biblia de las Américas (LBLA)

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