Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo de David, cuando fingió estar demente ante Abimélec, por lo cual este lo arrojó de su presencia.
Álef
34 Bendeciré al Señor en todo tiempo;
lo alabarán siempre mis labios.
Bet
2 Mi alma se gloría en el Señor;
lo oirán los humildes y se alegrarán.
Guímel
3 Engrandezcan al Señor conmigo;
exaltemos a una su nombre.
Dálet
4 Busqué al Señor y él me respondió;
me libró de todos mis temores.
He
5 Los que lo miran están radiantes;
jamás su rostro se cubre de vergüenza.
Zayin
6 Este pobre clamó, el Señor lo oyó
y lo libró de todas sus angustias.
Jet
7 El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen;
a su lado está para librarlos.
Tet
8 Prueben y vean que el Señor es bueno;
dichosos los que se refugian en él.
Resh
19 Muchas son las angustias del justo,
pero el Señor lo librará de todas ellas;
Shin
20 le protegerá todos los huesos
y ni uno solo le quebrarán.
Tav
21 La maldad destruye a los malvados;
serán condenados los enemigos de los justos.
22 El Señor libra a sus siervos;
no serán condenados los que en él se refugian.
Mensajeros de Babilonia(A)(B)
12 En aquel tiempo Merodac[a] Baladán, hijo de Baladán y rey de Babilonia, envió cartas y un regalo a Ezequías, porque supo que había estado enfermo. 13 Ezequías se alegró[b] al recibir esto y mostró a los mensajeros todos sus tesoros: la plata, el oro, las especias, el aceite fino, su arsenal y todo lo que había en ellos. No hubo nada en su palacio ni en todo su reino que Ezequías no les mostrara.
14 Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó:
—¿Qué dijeron esos hombres? ¿De dónde vinieron?
—Vinieron de Babilonia, un país lejano —respondió Ezequías.
15 —¿Y qué vieron en tu palacio? —preguntó el profeta.
—Vieron todo lo que hay en él —contestó Ezequías—. No hay nada en mis tesoros que yo no les haya mostrado.
16 Entonces Isaías dijo:
—Oye la palabra del Señor: 17 Sin duda vendrán días en que todo lo que hay en tu palacio y todo lo que tus antepasados atesoraron hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia. No quedará nada —dice el Señor—. 18 Y algunos de tus hijos, tus descendientes, serán llevados para servir como eunucos en el palacio del rey de Babilonia.
19 —El mensaje del Señor que tú me has traído es bueno —respondió Ezequías.
Y es que pensaba: «Al menos mientras yo viva, sin duda que habrá paz y seguridad».
El sacerdocio de Melquisedec
7 Este Melquisedec, rey de Salén y sacerdote del Dios Altísimo, salió al encuentro de Abraham, quien regresaba de derrotar a los reyes, y lo bendijo. 2 A su vez, Abraham le dio el diezmo de todo. El nombre Melquisedec significa en primer lugar: «rey de justicia» y, además, «rey de Salén», esto es, «rey de paz». 3 No tiene padre ni madre ni genealogía; no tiene comienzo ni fin, pero, a semejanza del Hijo de Dios, permanece como sacerdote para siempre.
4 Consideren la grandeza de ese hombre, a quien nada menos que el patriarca Abraham dio la décima parte del botín. 5 Ahora bien, los descendientes de Leví que reciben el sacerdocio tienen, por ley, el mandato de recibir los diezmos del pueblo, es decir, de sus hermanos, aunque estos también son descendientes de Abraham. 6 En cambio, Melquisedec, que no era descendiente de Leví, recibió los diezmos de Abraham y bendijo al que tenía las promesas. 7 Es indiscutible que la persona que bendice es superior a la que recibe la bendición. 8 En el caso de los levitas, los diezmos los reciben hombres mortales; en el otro caso, los recibe Melquisedec, de quien se da testimonio de que vive. 9 Hasta podría decirse que Leví, que recibía diezmos, los pagó por medio de Abraham, 10 ya que Leví estaba presente en su antepasado Abraham cuando Melquisedec le salió al encuentro.
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