Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Libro I(A)
1 Dichoso es quien
no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los burladores,
2 sino que en la Ley del Señor se deleita
y día y noche medita en ella.
3 Es como el árbol plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
y sus hojas jamás se marchitan.
Todo cuanto hace prospera.
4 En cambio, los malvados
son como paja arrastrada por el viento.
5 Por eso no se sostendrán los malvados en el juicio
ni los pecadores en la asamblea de los justos.
6 Porque el Señor cuida el camino de los justos,
mas la senda de los malvados lleva a la perdición.
Dichos de Agur
30 Dichos de Agur, hijo de Jaqué. Mensaje.[a]
Palabras de este varón:
«Cansado estoy, oh Dios;
cansado estoy, oh Dios, y débil.[b]
2 Soy el más ignorante de todos los hombres;
no hay en mí discernimiento humano.
3 No he adquirido sabiduría
ni tengo conocimiento del Dios Santo.
4 ¿Quién ha subido a los cielos
y descendido de ellos?
¿Quién puede atrapar el viento en sus manos
o envolver el mar en su manto?
¿Quién ha establecido los límites de la tierra?
¿Quién conoce su nombre o el de su hijo?
Seguramente tú lo sabes.
5 »Toda palabra de Dios es purificada;
Dios es escudo a los que en él buscan refugio.
6 No añadas nada a sus palabras,
no sea que te reprenda y te exponga como a un mentiroso.
7 »Solo dos cosas te pido, Dios;
no me las niegues antes de que muera:
8 Aleja de mí la falsedad y la mentira;
no me des pobreza ni riquezas,
sino solo el pan de cada día.
9 Porque teniendo mucho, podría desconocerte
y decir: “¿Y quién es el Señor?”.
Y teniendo poco, podría llegar a robar
y deshonrar así el nombre de mi Dios.
10 »No ofendas al esclavo delante de su amo,
pues podría maldecirte y sufrirías las consecuencias.
2 Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el misterio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría. 2 Me decidí más bien, estando entre ustedes, a no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo y de este crucificado. 3 Es más, me presenté ante ustedes con tanta debilidad que temblaba de miedo. 4 No les hablé ni prediqué con palabras sabias y elocuentes, sino con demostración del poder del Espíritu, 5 para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana, sino del poder de Dios.
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