Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Oración de un justo perseguido
Salmo de David.
35 Combate, oh Señor, a los que me combaten(A);
ataca a los que me atacan(B).
2 Echa mano del broquel y del escudo(C),
y levántate en mi ayuda(D).
3 Empuña también la lanza y el hacha[a] para enfrentarte a los que me persiguen;
di a mi alma: Yo soy tu salvación(E).
4 Sean avergonzados y confundidos[b] los que buscan mi vida[c](F);
sean puestos en fuga y humillados los que traman el mal contra mí(G).
5 Sean como paja delante del viento(H),
con el ángel del Señor acosándolos.
6 Sea su camino tenebroso y resbaladizo(I),
con el ángel del Señor persiguiéndolos.
7 Porque sin causa me tendieron su red[d](J);
sin causa cavaron fosa[e] para mi alma(K).
8 Que venga destrucción sobre él sin darse cuenta(L),
y la red que él mismo tendió lo prenda(M),
¡que caiga en esa misma destrucción(N)!
Balac y Balaam
22 Después partieron los hijos de Israel y acamparon en las llanuras de Moab, al otro lado del Jordán, frente a Jericó(A).
2 Y Balac(B), hijo de Zipor, vio todo lo que Israel había hecho a los amorreos. 3 Entonces Moab tuvo mucho temor(C) a causa del pueblo, porque eran muchos; y Moab tuvo miedo ante los hijos de Israel. 4 Y Moab dijo a los ancianos de Madián(D): Esta multitud lamerá todo lo que hay a nuestro derredor, como el buey lame la hierba del campo. Y en aquel tiempo Balac, hijo de Zipor, era rey de Moab. 5 Y envió mensajeros a Balaam, hijo de Beor(E), en Petor(F), que está cerca del río[a], en la tierra de los hijos de su pueblo, para llamarlo, diciendo: Mira, un pueblo salió de Egipto y he aquí, cubren la faz de la tierra y habitan frente a mí. 6 Ven ahora, te ruego(G), y maldíceme a este pueblo(H) porque es demasiado poderoso[b] para mí; quizá pueda derrotarlos[c] y echarlos de la tierra. Porque yo sé que a quien tú bendices es bendecido, y a quien tú maldices es maldecido.
7 Y los ancianos de Moab y los ancianos de Madián fueron con el precio de la adivinación(I) en la mano; y llegaron a Balaam, y le repitieron[d] las palabras de Balac. 8 Y él les dijo: Pasad la noche aquí y yo os traeré palabra según lo que el Señor me diga. Y los jefes de Moab se quedaron con Balaam. 9 Entonces Dios(J) vino a Balaam y le dijo: ¿Quiénes son estos hombres que están contigo? 10 Y Balaam dijo a Dios: Balac, hijo de Zipor, rey de Moab, me ha enviado un mensaje: 11 «Mira, el pueblo que salió de Egipto cubre la faz de la tierra; ven ahora, maldícemelos; quizá yo pueda pelear contra ellos y expulsarlos». 12 Y Dios dijo a Balaam: No vayas con ellos; no maldecirás(K) al pueblo, porque es bendito(L). 13 Balaam se levantó de mañana y dijo a los jefes de Balac: Volved a vuestra tierra, porque el Señor ha rehusado dejarme ir con vosotros. 14 Y los jefes de Moab se levantaron y volvieron a Balac, y le dijeron: Balaam rehusó venir con nosotros.
15 Entonces Balac envió jefes otra vez, más numerosos y más distinguidos que los anteriores[e]. 16 Y fueron a Balaam, y le dijeron: Así dice Balac, hijo de Zipor: «Te ruego que no rehúses venir a mí; 17 porque en verdad te honraré en gran manera, y haré cualquier cosa que me digas. Ven, pues, te ruego, y maldíceme a este pueblo(M)». 18 Y Balaam respondió, y dijo a los siervos de Balac: Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría traspasar el mandamiento[f] del Señor mi Dios(N) para hacer ni poco ni mucho[g]. 19 Pero, os ruego que permanezcáis aquí también esta noche, y sabré qué más me dice el Señor. 20 Y Dios vino a Balaam de noche, y le dijo: Si los hombres han venido a llamarte, levántate y ve con ellos; pero solo dirás[h] la palabra que yo te hable(O).
21 Y Balaam se levantó muy de mañana, aparejó su asna y se fue con los jefes de Moab(P).
Pablo en Jerusalén
17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos(A) nos recibieron con regocijo. 18 Y al día siguiente Pablo fue[a] con nosotros a ver a Jacobo[b](B), y todos los ancianos(C) estaban presentes. 19 Y después de saludarlos, comenzó a referirles una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles(D) mediante su ministerio(E). 20 Y ellos, cuando lo oyeron, glorificaban a Dios(F) y le dijeron: Hermano, ya ves cuántos miles[c] hay entre los judíos que han creído, y todos son celosos de la ley(G); 21 y se les ha contado acerca de ti, que enseñas a todos los judíos entre los gentiles que se aparten de Moisés(H), diciéndoles que no circunciden(I) a sus hijos ni observen[d] las tradiciones(J). 22 Entonces, ¿qué es lo que se debe hacer? Porque sin duda la multitud se reunirá[e] pues oirán que has venido. 23 Por tanto, haz esto que te decimos: Tenemos cuatro hombres que han hecho un voto[f](K); 24 tómalos y purifícate junto con ellos(L), y paga sus gastos[g] para que se rasuren la cabeza(M); y todos sabrán que no hay nada cierto en lo que se les ha dicho acerca de ti, sino que tú también vives[h] ordenadamente, acatando la ley. 25 Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito, habiendo decidido que deben abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de lo estrangulado y de fornicación(N). 26 Entonces Pablo tomó consigo a los hombres, y al día siguiente, purificándose[i] junto con ellos(O), fue al templo, notificando de la terminación de los días de purificación(P), hasta que el sacrificio se ofreciera por cada uno de ellos.
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