Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Mem
97 ¡Cuánto amo yo tus enseñanzas!
¡Todo el día medito en ellas!
98 Me has hecho más sabio que a mis perseguidores,
porque tus enseñanzas están siempre conmigo.
99 Entiendo más que mis maestros,
porque tus testimonios son mi meditación.
100 Comprendo mejor que los ancianos,
porque obedezco tus mandamientos;
101 Me he apartado de todo mal camino,
para obedecer tu palabra.
102 No me he apartado de tus juicios
porque eres tú quien me dirige.
103 ¡Cuán dulces son tus palabras en mi boca!
¡Son más dulces que la miel en mis labios!
104 Tus mandamientos me han dado inteligencia;
por eso odio toda senda de mentira.
El Señor envía codornices
11 Y sucedió que el pueblo se quejó a oídos del Señor, y el Señor oyó sus quejas y ardió en ira, y un fuego del Señor se encendió en medio de ellos y consumió uno de los extremos del campamento. 2 Entonces el pueblo pidió ayuda a Moisés, y Moisés oró al Señor y el fuego se apagó. 3 Y Moisés llamó a ese lugar Tabera,[a] porque allí el fuego del Señor se encendió contra ellos.
4 Pero la gente extranjera que se mezcló con ellos sintió un apetito incontenible, y los hijos de Israel volvieron a llorar y dijeron: «¡Cómo nos gustaría que alguien nos diera a comer carne! 5 ¡Cómo extrañamos el pescado que comíamos en Egipto! ¡Y los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos que nos regalaban! 6 ¡Ahora andamos con la garganta reseca, pues no vemos nada más que este maná!»
7 El maná se parecía a la semilla de culantro; tenía un color como de bedelio, 8 y su sabor era como el del aceite nuevo.(A) El pueblo se esparcía para recogerlo, y lo desmenuzaba entre dos piedras o lo machacaba en morteros, y lo cocía en un caldero o hacía tortas con él. 9 Durante la noche, al caer el rocío, el maná caía también sobre el campamento.(B)
17 Pero les ruego, hermanos, que se cuiden de los que causan divisiones y tropiezos en contra de la enseñanza que ustedes han recibido, y que se aparten de ellos. 18 Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a su propio vientre, y con palabras suaves y lisonjeras engañan al corazón de los ingenuos. 19 La obediencia de ustedes ha llegado a ser bien conocida por todos, lo que me llena de alegría por ustedes; pero quiero que sean sabios para el bien, e ingenuos para el mal. 20 Muy pronto el Dios de paz aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con ustedes.
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