Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Oración de David.
86 Atiéndeme, Señor; respóndeme,
pues pobre soy y estoy necesitado.
2 Protege mi vida, pues te soy fiel.
Tú eres mi Dios y en ti confío;
¡salva a tu siervo!
3 Ten piedad de mí, Señor,
porque a ti clamo todo el día.
4 Reconforta el ánimo de tu siervo,
porque a ti, Señor, elevo mi alma.
5 Tú, Señor, eres bueno y perdonador;
tu gran amor se derrama sobre todos los que te invocan.
6 Escucha, Señor, a mi oración;
atiende a mi voz de súplica.
7 En el día de mi angustia te invoco,
porque tú me respondes.
8 No hay, Señor, entre los dioses otro como tú
ni hay obras semejantes a las tuyas.
9 Todas las naciones que has hecho
vendrán, Señor, y ante ti se postrarán
y glorificarán tu nombre.
10 Porque tú eres grande y haces maravillas;
¡solo tú eres Dios!
3 Adviértele que así dice el Señor y Dios:
»“Yo estoy contra ti, faraón, rey de Egipto,
gran monstruo que yaces en el cauce de tus arroyos,
que dices: ‘El Nilo es mío,
es mi creación’.
4 Te pondré garfios en las mandíbulas,
y haré que los peces del río se te peguen a las escamas.
Y con todos los peces pegados a tus escamas
te sacaré de la corriente.
5 Te abandonaré en el desierto,
junto con todos los peces de tus arroyos.
Caerás en campo abierto
y no serás recogido ni enterrado.[a]
Te daré como alimento
a las bestias de la tierra y a las aves del cielo.
6 Entonces todos los habitantes de Egipto sabrán que yo soy el Señor.
»”Solo has sido un bastón de caña para el pueblo de Israel. 7 Cuando se agarraron de tu mano, te quebraste y desgarraste sus manos;[b] cuando en ti se apoyaron, te rompiste y sus espaldas se estremecieron.[c]
53 Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la Ley y los fariseos, resentidos, se pusieron a acosarlo con preguntas. 54 Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo.
Advertencias y estímulos(A)
12 Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos, o sea, de la hipocresía. 2 No hay nada encubierto que no llegue a revelarse ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3 Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz y lo que han susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas.
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