Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
116 Yo amo al Señor
porque él escucha[a] mi voz de súplica.
2 Por cuanto él inclina a mí su oído,
lo invocaré toda mi vida.
12 ¿Cómo puedo pagarle al Señor
por tanta bondad que me ha mostrado?
13 ¡Tan solo brindando con la copa de salvación
e invocando el nombre del Señor!
14 ¡Tan solo cumpliendo mis promesas al Señor
en presencia de todo su pueblo!
15 Mucho valor tiene a los ojos del Señor
la muerte de sus fieles.
16 Yo, Señor, soy tu siervo;
soy siervo tuyo, hijo de tu sierva;
¡tú has roto mis cadenas!
17 Te ofreceré un sacrificio de gratitud
e invocaré, Señor, tu nombre.
18 Cumpliré mis promesas al Señor
en presencia de todo su pueblo,
19 en los atrios de la casa del Señor,
en medio de ti, oh Jerusalén.
¡Aleluya!
10 Luego tomó diez camellos, y toda clase de regalos de lo mejor que tenía su amo, y partió hacia la ciudad de Najor en Aram Najarayin.[a] 11 Allí hizo que los camellos se arrodillaran junto al pozo de agua que estaba en las afueras de la ciudad. Caía la tarde, que es cuando las mujeres salen a buscar agua.
12 Entonces comenzó a orar: «Señor, Dios de mi amo Abraham, te ruego que hoy me vaya bien y demuestres el amor que le tienes a mi amo. 13 Aquí me tienes, a la espera junto a la fuente, mientras las jóvenes de esta ciudad vienen a sacar agua. 14 Permite que la joven a quien le diga: “Por favor, baje usted su cántaro para que tome yo un poco de agua”, y me conteste: “Tome usted y además daré agua a sus camellos”, sea la que tú has elegido para tu siervo Isaac. Así estaré seguro de que tú has demostrado el amor que le tienes a mi amo».
15 Aún no había terminado de orar cuando vio que se acercaba Rebeca con su cántaro al hombro. Rebeca era hija de Betuel, que a su vez era hijo de Milca y Najor, el hermano de Abraham. 16 La joven era muy hermosa y además virgen, pues no había tenido relaciones sexuales con ningún hombre. Bajó hacia la fuente y llenó su cántaro. Ya se preparaba para subir 17 cuando el criado corrió a su encuentro y le dijo:
—¿Podría usted darme un poco de agua de su cántaro?
18 —Sírvase, mi señor —le respondió.
Y enseguida bajó el cántaro y, sosteniéndolo entre sus manos, le dio de beber.
19 Cuando ya el criado había bebido, ella dijo:
—Voy también a sacar agua para que sus camellos beban todo lo que quieran.
20 De inmediato vació su cántaro en el abrevadero y volvió corriendo al pozo para buscar más agua. Repitió la acción hasta que hubo suficiente agua para todos los camellos. 21 Mientras tanto, el criado de Abraham la observaba en silencio, para ver si el Señor había coronado su viaje con éxito.
22 Cuando los camellos terminaron de beber, el criado tomó un anillo de oro que pesaba un becá,[b] y se lo puso a la joven en la nariz;[c] también le colocó en los brazos dos pulseras de oro que pesaban diez siclos[d] y le preguntó:
23 —¿Podría usted decirme de quién es hija y si habrá lugar en la casa de su padre para hospedarnos?
24 —Soy hija de Betuel, el hijo de Milca y Najor —respondió ella, 25 a lo que agregó—: No solo tenemos lugar para ustedes, sino que también tenemos paja y forraje en abundancia para los camellos.
26 Entonces el criado de Abraham se arrodilló y postrado ante el Señor 27 dijo: «Bendito sea el Señor, el Dios de mi amo Abraham, que no ha dejado de manifestarle su amor y fidelidad, y a mí me ha guiado a la casa de sus parientes».
28 La joven corrió hasta la casa de su madre y allí contó lo que le había sucedido. 29 Tenía Rebeca un hermano llamado Labán que salió corriendo al encuentro del criado, quien seguía junto a la fuente. 30 Labán se había fijado en el anillo y las pulseras en los brazos de su hermana, y también la había escuchado contar lo que el criado le había dicho. Por eso salió en busca del criado y lo encontró junto a la fuente, con sus camellos.
31 —¡Ven, bendito del Señor! —le dijo—. ¿Por qué te quedas afuera? ¡Ya he preparado la casa y un lugar para los camellos!
32 El criado entró en la casa. Enseguida Labán desaparejó los camellos, les dio paja y forraje, y llevó agua para que el criado y sus acompañantes se lavaran los pies. 33 Cuando le sirvieron de comer, el criado dijo:
—No comeré hasta haberles dicho lo que tengo que decir.
—Habla con toda confianza —respondió Labán.
34 —Yo soy criado de Abraham —comenzó él—. 35 El Señor ha bendecido mucho a mi amo y lo ha prosperado. Le ha dado ovejas y vacas, oro y plata, siervos y siervas, camellos y asnos. 36 Sara, la esposa de mi amo, le dio en su vejez un hijo, al que mi amo le ha dejado todo lo que tiene. 37 Mi amo me hizo jurar y me dijo: “No tomarás para mi hijo una mujer de entre las hijas de los cananeos, en cuyo país habito. 38 Al contrario, irás a la familia de mi padre y le buscarás una esposa entre las mujeres de mis parientes”.
39 »Yo pregunté a mi amo: “¿Y si la mujer no acepta venir conmigo?”.
40 »Él me respondió: “El Señor, en cuya presencia he caminado, enviará su ángel contigo y hará prosperar tu viaje. De esa forma, conseguirás para mi hijo una esposa que pertenezca a la familia de mi padre. 41 Solo quedarás libre del juramento si vas a ver a mi familia y ellos no te conceden a la joven”.
42 »Cuando hoy llegué a la fuente, dije: “Señor, Dios de mi amo Abraham, si es tu voluntad, te ruego que hagas prosperar mi viaje. 43 Aquí me tienes, a la espera junto a la fuente. Si una joven sale a buscar agua y yo le digo: ‘Por favor, déjeme usted beber un poco de agua de su cántaro’ 44 y ella me contesta: ‘Beba usted y también les daré agua a sus camellos’, que sea ella la mujer que tú, Señor, has escogido para el hijo de mi amo”.
45 »Todavía no había terminado yo de orar cuando vi que Rebeca se acercaba con un cántaro sobre el hombro. Bajó a la fuente para sacar agua y yo le dije: “Por favor, deme usted de beber”.
46 »Enseguida bajó ella su cántaro y me dijo: “Beba usted y también les daré de beber a sus camellos”. Mientras yo bebía, ella dio agua a los camellos.
47 »Luego le pregunté: “¿Hija de quién es usted?”.
Y cuando ella me respondió: “Soy hija de Betuel, el hijo de Najor y de Milca”, yo le puse un anillo en la nariz y pulseras en los brazos, 48 y postrado adoré al Señor. Bendije al Señor, el Dios de Abraham, que me guio por el camino correcto para llevarle al hijo de mi amo una parienta cercana suya. 49 Y ahora, si desean mostrarle lealtad y fidelidad a mi amo, díganmelo; y si no, díganmelo también. Así yo sabré qué hacer».
50 Labán y Betuel respondieron:
—Sin duda todo esto proviene del Señor, y nosotros no podemos decir ni que sí ni que no. 51 Aquí está Rebeca; tómela usted y llévesela para que sea la esposa del hijo de su amo, tal como el Señor lo ha dispuesto.
52 Al escuchar esto, el criado de Abraham se postró rostro en tierra delante del Señor.
Lo puro y lo impuro(A)
7 Los fariseos y algunos de los maestros de la Ley que habían llegado de Jerusalén se reunieron alrededor de Jesús, 2 y vieron a algunos de sus discípulos que comían con manos impuras, es decir, sin habérselas lavado. 3 (En efecto, los fariseos y los demás judíos no comen nada sin primero cumplir con el rito de lavarse las manos, ya que están aferrados a la tradición de los líderes religiosos. 4 Al regresar del mercado, no comen nada antes de lavarse. Y siguen otras muchas tradiciones, tales como el rito de lavar copas, jarras y bandejas de cobre).[a] 5 Así que los fariseos y los maestros de la Ley preguntaron a Jesús:
—¿Por qué no siguen tus discípulos la tradición de los líderes religiosos, en vez de comer con manos impuras?
6 Él contestó:
—Tenía razón Isaías cuando profetizó de ustedes, hipócritas, según está escrito:
»“Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
7 En vano me adoran;
sus enseñanzas no son más que reglas humanas”.[b]
8 Ustedes han desechado los mandamientos divinos y se aferran a las tradiciones humanas.
9 Y añadió:
—¡Qué buena manera tienen ustedes de dejar a un lado el mandamiento de Dios para mantener[c] su propia tradición! 10 Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”,[d] y también: “El que maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte”.[e] 11 Ustedes, en cambio, enseñan que un hijo puede decir a su padre o a su madre: “Cualquier ayuda que pudiera haberte dado es corbán” (es decir, ofrenda dedicada a Dios). 12 Y en ese caso, ustedes ya no le permiten hacer nada por su padre ni por su madre. 13 Así, por la tradición que se transmiten entre ustedes, anulan la palabra de Dios. Y hacen muchas cosas parecidas.
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