Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Rey poderoso
1 El SEÑOR es el Rey,
que todas las naciones tiemblen de miedo.
Él tiene su trono sobre los ángeles querubines,
la tierra se mueve.
2 El SEÑOR de Sion es grandioso;
está por encima de todos los seres humanos.
3 Que todos alaben su nombre grande y asombroso,
porque Dios es santo.
4 Oh, Rey poderoso, tú amas la justicia;
tú fuiste quien estableciste la igualdad.
Has hecho justicia
y obrado con rectitud con Jacob.
5 Alaben al SEÑOR nuestro Dios
y póstrense ante el estrado de sus pies;
¡Él es santo!
6 Moisés y Aarón estaban entre sus sacerdotes,
y Samuel entre los que oraban a Dios.
Ellos llamaban al SEÑOR
y él les respondía.
7 Dios les habló desde la columna de nube;
ellos cumplieron las leyes y obedecieron sus órdenes.
8 SEÑOR Dios nuestro, tú les respondiste.
Fuiste para ellos un Dios que perdona,
aunque también castigaste sus malas acciones.
9 Alaben al SEÑOR nuestro Dios;
póstrense ante su santo monte,
porque el SEÑOR nuestro Dios es santo.
18 Pero Samuel servía al SEÑOR como ayudante, vestido con un efod de lino. 19 Cada año su mamá le hacía una pequeña túnica y se la llevaba cuando iba a Siló con su esposo para ofrecer el sacrificio anual. 20 Elí bendecía a Elcaná y a su esposa, diciendo: «Que el SEÑOR te dé más hijos con Ana en pago del niño que Ana prestó y dedicó al SEÑOR».[a] Elcaná y Ana regresaron a casa, y 21 el SEÑOR fue bondadoso con Ana concediéndole tres hijos y dos hijas, mientras Samuel crecía sirviendo al SEÑOR.
La reunión en Jerusalén
15 Algunos hombres llegaron a Antioquía desde Judea. Empezaron a enseñar a los hermanos: «Ustedes no se salvarán si no se circuncidan, como manda la tradición de Moisés».[a] 2 Pablo y Bernabé estaban en contra de esta enseñanza y discutieron mucho con ellos. Por fin se decidió que Pablo, Bernabé y otros fueran a Jerusalén para hablar con los apóstoles y los ancianos líderes acerca de este asunto.
3 Patrocinados por la iglesia pasaron por las regiones de Fenicia y Samaria, contando detalladamente cómo los que no eran judíos habían creído, lo que era motivo de gran alegría para todos los hermanos en cada lugar. 4 Cuando ellos llegaron a Jerusalén, los apóstoles, los ancianos líderes y toda la iglesia les dieron la bienvenida. Pablo, Bernabé y los demás les contaron lo que Dios había hecho con ellos. 5 Pero algunos creyentes, partidarios de los fariseos, se pusieron de pie y dijeron:
—Los creyentes que no son judíos tienen que ser circuncidados y obedecer la ley de Moisés.
La carta para los que no son judíos
22 Entonces los apóstoles, los ancianos líderes y toda la iglesia eligieron algunos hombres para que fueran a Antioquía junto con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, al que le decían Barsabás, y a Silas, a quienes respetaban mucho. 23 El grupo envió la carta que decía:
De los apóstoles y ancianos líderes, sus hermanos.
A los hermanos que no son judíos de la ciudad de Antioquía y de las regiones de Siria y Silicia.
Saludos.
24 Nos hemos enterado de que algunos de los nuestros han ido a ustedes sin nuestra autorización y les han dado enseñanzas que los tienen preocupados y confundidos. 25 Todos nosotros hemos llegado a un acuerdo y decidimos enviarles a ustedes algunos hombres, quienes van con nuestros queridos hermanos, Pablo y Bernabé. 26 Bernabé y Pablo han arriesgado su vida por servir al Señor Jesucristo. 27 Así que enviamos a Judas y a Silas con ellos, quienes les dirán lo mismo. 28 El Espíritu Santo y nosotros consideramos que no deben tener ninguna otra obligación aparte de estas: 29 no coman nada que haya sido ofrecido a los ídolos. Tampoco prueben sangre ni coman carne de animales que hayan sido estrangulados. No cometan ninguna clase de pecado sexual. Estarán obrando bien si se apartan de eso.
Que la pasen bien.
30 Entonces Pablo, Bernabé, Judas y Silas se fueron de Jerusalén a Antioquía. Allí reunieron al grupo de creyentes y les entregaron la carta. 31 Cuando los creyentes la leyeron, se pusieron felices porque la carta los animó mucho. 32 Judas y Silas, quienes también eran profetas, hablaron mucho con los hermanos. Con sus palabras los animaron y los fortalecieron bastante. 33 Judas y Silas se fueron después de haber estado allí por un tiempo. Los hermanos los despidieron en paz y ellos regresaron a aquellos que los habían enviado. 34 [a] 35 Pero Pablo y Bernabé se quedaron en Antioquía. Ellos y muchos otros enseñaron a los creyentes y anunciaron el mensaje acerca del Señor.
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