Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
1 Dichosos todos aquellos que no siguen el consejo de los malvados, ni se detienen en la senda de los pecadores, ni cultivan la amistad de los blasfemos, 2 sino que se deleitan en la ley del Señor, la meditan día y noche. 3 Son como árboles junto a las riberas de un río, que no dejan de dar delicioso fruto cada estación. Sus hojas nunca se marchitan y todo lo que hacen prospera.
4 ¡Qué distinto el caso de los malvados! Son como la paja que el viento arrastra. 5 Por eso, los malvados no se sostendrán en el juicio, ni serán contados entre los buenos.
6 Porque el Señor protege los pasos de los justos; pero los pasos de los impíos conducen a la perdición.
Dos canastas de higos
24 Después que Nabucodonosor, el rey de Babilonia, capturó y sometió a esclavitud a Jeconías, hijo de Joacim, rey de Judá, y lo llevó prisionero a Babilonia junto con los príncipes de Judá y los obreros calificados —carpinteros y herreros—, el Señor me dio otra visión. 2 Vi dos canastas de higos colocadas frente al templo de Jerusalén. En una canasta había higos frescos, recién madurados, pero los de la otra cesta estaban echados a perder y mohosos, pudriéndose ya. 3 Entonces el Señor me dijo: ¿Qué ves, Jeremías? Yo respondí: «Higos, unos muy buenos y otros muy malos, que no se pueden comer de malos».
4-5 Entonces el Señor, el Dios de Israel, dijo: Los higos buenos representan a los que van como prisioneros a Babilonia. De ellos tendré mucho cuidado. 6 Yo me encargaré de que los traten bien y los volveré a traer de regreso. Les ayudaré y no los heriré; haré que vuelvan a ubicarse en su tierra y en ella serán prósperos. 7 Les daré un corazón que esté en sintonía con mi voluntad. Serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque con gran alegría volverán a mí.
8 Pero los higos podridos representan a Sedequías, rey de Judá, sus funcionarios y el resto de Jerusalén que se ha quedado en este país; también a los que se fueron a vivir en Egipto. Los trataré como a higos podridos que no sirven para nada, dice el Señor. 9 Los haré repulsivos para todas las naciones de la tierra, y serán objeto de burla, mofa y maldición dondequiera que yo los obligue a ir. 10 Y en medio de ellos habrá mucha muerte, hambre y enfermedad hasta que sean eliminados de la tierra de Israel, la que yo di a ellos y a sus antepasados.
La colecta para el pueblo de Dios
16 Estas son las instrucciones en cuanto al dinero que están recogiendo para ayudar a los cristianos, instrucciones que di también a las iglesias de Galacia.
2 Los domingos cada uno de ustedes aparte algo de lo que ganó durante la semana, y guárdelo. Así cuando yo llegue no tendrán que empezar la colecta. 3 Cuando llegue enviaré a Jerusalén la ofrenda recogida y una carta; ustedes nombrarán a varias personas de confianza para que la lleven. 4 Si es conveniente que yo las acompañe, iré con ellas.
Encargos personales
5 Llegaré a visitarlos después que vaya a Macedonia. 6 Puede ser que me quede con ustedes todo el invierno; espero que ustedes me ayuden a pagar mi siguiente viaje. 7 Esta vez no quiero verlos sólo de paso. Deseo quedarme con ustedes un tiempo, si el Señor me lo permite. 8 Permaneceré en Éfeso hasta el día de Pentecostés. 9 Aquí se me han abierto bastante las puertas para predicar, a pesar de que muchos también están en contra de mí.
10 Si Timoteo llega por allá, procuren que se sienta contento, porque él trabaja para el Señor al igual que yo. 11 No permitan que nadie lo desprecie. Ayúdenlo para que siga su viaje en paz, para que pueda reunirse de nuevo conmigo, pues lo estoy esperando, así como a los hermanos que vengan con él.
12 Supliqué a Apolos que fuera con los demás hermanos a visitarlos, pero pensó que no era prudente que fuera ahora. Irá tan pronto como se le presente la oportunidad.
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