Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
106 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! ¡Qué bueno eres! Tu amor hacia nosotros es eterno. 2 ¿Quién puede proclamar las proezas del Señor, o expresar toda su alabanza?
3 Dichosos los que tratan a los demás con justicia y siempre hacen lo que es justo.
4 Cuando te compadezcas de tu pueblo, acuérdate también de mí, oh Señor; ven a mí con tu salvación. 5 Hazme compartir el bienestar de tus escogidos, participar en la alegría de tu pueblo, y alabarte con aquellos que son tu herencia.
6 Mucho hemos pecado nosotros y nuestros padres; hemos hecho mal y actuado con perversidad. 7 Cuando nuestros antepasados estaban en Egipto, no tomaron en cuenta los milagros de Dios; pronto se olvidaron de sus hechos bondadosos hacia ellos. Por el contrario, se rebelaron contra Dios en el Mar Rojo. 8 Pero aun así Dios los salvó para honrar su nombre y mostrar su gran poder. 9 Ordenó al Mar Rojo dividirse, y formar un camino seco, tan seco como el desierto. 10 Los libró de sus enemigos del poder de quienes los odiaban. 11 Luego el agua volvió, cubrió a sus enemigos; ni uno se salvó.
12 Entonces por fin su pueblo creyó en sus promesas. Finalmente le cantaron alabanzas.
Las hijas de Zelofejad
27 Había un hombre llamado Zelofejad hijo de Héfer, nieto de Galaad, y bisnieto de Maquir, de la tribu de Manasés hijo de José. Zelofejad tenía cinco hijas llamadas Majlá, Noa, Joglá, Milca y Tirsá.
2 Un día se presentaron en el santuario para hacerle una petición a Moisés, a Eleazar el sacerdote y a los dirigentes tribales que estaban allí.
3 ―Nuestro padre murió en el desierto —dijeron—, y no fue de los que murieron en la rebelión de Coré contra el Señor. Murió de muerte natural, sin dejar hijos varones. 4 ¿Por qué ha de desaparecer el nombre de nuestro padre por el hecho de no haber tenido ningún hijo? Creemos que debiéramos tener una propiedad al igual que los descendientes de los hermanos de nuestro padre.
5 Moisés presentó este caso delante del Señor, 6-7 y el Señor le respondió:
―Las hijas de Zelofejad tienen razón: Dales una heredad junto a sus tíos. Dales la propiedad que hubiera correspondido al padre de ellas si hubiera vivido. 8 Que esta sea ley entre ustedes. Si un hombre muere y no tiene hijos, la herencia pasará a sus hijas. 9 Y si no tiene ninguna hija, pertenecerá a sus hermanos. 10 Si no tiene hermanos, pasará a sus tíos. 11 Y si no tiene tíos, pasará al pariente más cercano.
La lámpara del cuerpo
33 »Nadie enciende una lámpara y luego la esconde o la cubre con un cajón. Al contrario, la pone en alto para que alumbre a los que entren en la casa. 34 Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tus ojos ven con claridad, toda tu vida se llenará de luz. Pero si al ver hay confusión, toda tu vida estará en tinieblas. 35 Procura que la luz que hay en ti no sea tinieblas. 36 Por tanto, si todo tu ser está lleno de luz, sin que haya ninguna parte en tinieblas, verás todo claramente, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor».
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