Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
107 Den gracias al Señor, porque él es bueno, su gran amor durará por siempre. 2 ¿Te ha redimido el Señor? ¡Pues dilo! Cuenta a otros que te ha salvado de tus enemigos.
3 Reunió a quienes estaban desterrados en muchos países, de oriente y de occidente, del norte y del sur.
17 Algunos fueron necios en su rebeldía, sufrieron por sus pecados. 18 Habían perdido el apetito y tenían a la muerte cerca. 19 «¡Señor, ayúdanos!», clamaron en su angustia, y él los salvó de su dolor. 20 Él habló y fueron sanados, arrebatados de las puertas de la muerte. 21 ¡Que den gracias al Señor por su gran amor, y por las maravillosas obras que ha hecho para su bien! 22 ¡Que ofrezcan sacrificios de gratitud, y canten por sus gloriosas obras!
Muerte de Aarón
21-22 Debido a que Edom le negó el paso a través de su territorio, Israel tuvo que regresar y viajar desde Cades hasta el monte de Hor.
23 Entonces el Señor les dijo a Moisés y a Aarón en la frontera de Edom:
24 ―Ha llegado el momento en que Aarón debe morir. Él no entrará en la tierra que yo le he dado al pueblo de Israel, porque ustedes dos se rebelaron contra mis instrucciones en las aguas de Meribá. 25 Ahora toma a Aarón y a su hijo Eleazar y llévalos al monte Hor. 26 Allí le quitarás a Aarón las ropas sacerdotales y se las pondrás a Eleazar su hijo, y Aarón morirá allí.
27 Moisés hizo como el Señor le había mandado. Los tres subieron juntos al monte Hor mientras todo el pueblo miraba. 28 Cuando llegaron a la cima, Moisés le quitó a Aarón sus ropas sacerdotales y las puso sobre su hijo Eleazar. Y Aarón murió en la cima de la montaña. Moisés y Eleazar descendieron del monte, 29 y cuando el pueblo fue informado de la muerte de Aarón, lo lloraron por treinta días.
Jesús enseña a Nicodemo
3 Había un fariseo llamado Nicodemo; era un jefe importante entre los judíos.
2 Este fue una noche a visitar a Jesús y le dijo:
―Maestro, sabemos que Dios te ha enviado a enseñarnos, porque nadie puede hacer las señales milagrosas que tú haces si Dios no está con él.
3 Jesús le dijo:
―Te aseguro que si una persona no nace de nuevo no podrá ver el reino de Dios.
4 Nicodemo preguntó:
―¿Cómo puede uno nacer de nuevo cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar otra vez en el vientre de su madre y nacer de nuevo?
5 Jesús respondió:
―Te aseguro que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Los que nacen de padres humanos, son humanos; los que nacen del Espíritu, son espíritu. 7 No te sorprendas de que te dije que tienes que nacer de nuevo. 8 El viento sopla por donde quiere y oyes el ruido que produce, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Eso mismo pasa con todos los que nacen del Espíritu.
9 Nicodemo preguntó:
―¿Cómo es posible que esto suceda?
10 Jesús le respondió una vez más:
―Tú eres maestro de Israel, ¿y no sabes estas cosas? 11 Te aseguro que hablamos de las cosas que sabemos y de las que nosotros mismos hemos sido testigos, pero ustedes no creen lo que les decimos. 12 Si no me creen cuando les hablo de las cosas de este mundo, ¿cómo van a creerme si les hablo de las cosas del cielo? 13 Nadie ha subido jamás al cielo excepto el que bajó del cielo, que es el Hijo del hombre.
Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.