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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 18:1-19

Acción de gracias por la victoria(A)

Al músico principal. Salmo de David, siervo de Jehová, el cual dirigió a Jehová las palabras de este cántico el día que lo libró Jehová de manos de todos sus enemigos, y de manos de Saúl. Entonces dijo:

18 Te amo, Jehová, fortaleza mía.
Jehová, roca mía y castillo mío, mi libertador;
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado,
y seré salvo de mis enemigos.

Me rodearon los lazos de la muerte
y los torrentes de la destrucción me atemorizaron.
Los lazos del seol me han rodeado,
me tendieron redes de muerte.

En mi angustia invoqué a Jehová
y clamé a mi Dios.
Él oyó mi voz desde su Templo
y mi clamor llegó hasta sus oídos.

La tierra fue conmovida y tembló;
se conmovieron los cimientos de los montes
y se estremecieron, porque se indignó él.
Humo subió de su nariz
y de su boca fuego consumidor;
carbones fueron por él encendidos.
Inclinó los cielos y descendió,
y había densas tinieblas debajo de sus pies.
10 Cabalgó sobre un querubín y voló;
voló sobre las alas del viento.
11 Puso tinieblas por su escondite, por cortina suya a su alrededor;
oscuridad de aguas, nubes de los cielos.
12 Por el resplandor de su presencia, pasaron sus nubes:
granizo y carbones ardientes.
13 Tronó en los cielos Jehová,
el Altísimo dio su voz:
granizo y carbones de fuego.
14 Envió sus saetas y los dispersó;
lanzó relámpagos y los destruyó.
15 Entonces aparecieron los abismos de las aguas
y quedaron al descubierto los cimientos del mundo:
a tu reprensión, Jehová,
por el soplo del aliento de tu nariz.
16 Envió desde lo alto y me tomó,
me sacó de las muchas aguas.
17 Me libró de mi poderoso enemigo
y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.
18 Me asaltaron en el día de mi desgracia,
pero Jehová fue mi apoyo.
19 Me sacó a lugar espacioso;
me libró, porque se agradó de mí.

Job 36:24-33

24 »Acuérdate de enaltecer su obra,
la cual los hombres contemplan.
25 Todos ellos la ven;
la mira el hombre desde lejos.
26 Dios es grande y nosotros no lo conocemos,
ni es posible seguir el curso de sus años.
27 Él atrae las gotas de agua
cuando el vapor se transforma en lluvia,
28 la que destilan las nubes,
y se vierte en raudales sobre los hombres.
29 ¿Quién podrá comprender cómo se expanden las nubes
y el sonido atronador de su morada?
30 Sobre él extiende su luz
y cubre con ella las profundidades del mar.
31 Bien que por tales medios castiga a los pueblos,
también los sustenta con abundancia.
32 Con las nubes encubre la luz;
las interpone y le manda que no brille.
33 Con el trueno declara su indignación
y la tempestad proclama su ira contra la iniquidad.

Job 37:14-24

14 »Escucha esto, Job;
detente y considera las maravillas de Dios.
15 ¿Sabes tú cómo Dios las pone en concierto
y hace resplandecer la luz de su nube?
16 ¿Has conocido tú las diferencias de las nubes,
las maravillas del que es perfecto en sabiduría?
17 ¿Por qué están calientes tus vestidos
cuando él sosiega la tierra con el viento del sur?
18 ¿Extendiste tú con él los cielos,
firmes como un espejo fundido?
19 Muéstranos qué le hemos de decir,
porque nosotros no podemos ordenar las ideas a causa de la oscuridad.
20 ¿Precisa él que le cuenten lo que yo digo,
o que le informen de lo que dice el hombre?

21 »Ahora no se puede mirar la luz resplandeciente de los cielos,
pero luego que pasa el viento y los limpia,
22 llega de la parte del norte la dorada claridad:
¡la terrible majestad que hay en Dios!
23 Él es el Todopoderoso, grande en poder, al cual no alcanzamos,
que a nadie oprime en juicio y en su gran justicia.
24 Lo temen por tanto los hombres,
pero él no estima a ninguno que en su propio corazón se cree sabio.»

Mateo 8:23-27

Jesús calma la tempestad(A)

23 Entró él en la barca y sus discípulos lo siguieron. 24 Y se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. 25 Se acercaron sus discípulos y lo despertaron, diciendo:

—¡Señor, sálvanos, que perecemos!

26 Él les dijo:

—¿Por qué teméis, hombres de poca fe?

Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. 27 Los hombres, maravillados, decían:

—¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar lo obedecen?

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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