); Proverbs 8:22-31 (Wisdom’s part in creation); 1 John 5:1-12 (Whoever loves God loves God’s child) (Reina Valera Actualizada)
Revised Common Lectionary (Complementary)
Todo el universo alaba al SEÑOR
148 ¡Aleluya!
¡Alaben al SEÑOR desde los cielos!
¡Alábenle en las alturas!
2 ¡Alábenle, ustedes todos sus ángeles! ¡Alábenle, ustedes todos sus ejércitos!
3 ¡Alábenle, sol y luna!
¡Alábenle, ustedes todas las
estrellas relucientes!
4 ¡Alábenle, cielos de los cielos
y las aguas que están sobre los cielos!
5 Alaben el nombre del SEÑOR porque él mandó y fueron creados.
6 Él los estableció para siempre,
por la eternidad;
les puso ley que no será quebrantada.
7 Alaben al SEÑOR desde la tierra, los grandes animales acuáticos y todos los océanos,
8 el fuego y el granizo,
la nieve y el vapor,
el viento tempestuoso que ejecuta
su palabra,
9 los montes y todas las colinas, los árboles frutales y todos los cedros,
10 los animales y todo el ganado, los reptiles y las aves que vuelan,
11 los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y todos los jueces de la tierra,
12 los jóvenes y también las jóvenes, los ancianos junto con los niños.
13 Alaben el nombre del SEÑOR porque solo su nombre es sublime;
su majestad es sobre tierra y cielos.
14 Él enaltece el poderío de su pueblo;
la alabanza de todos sus fieles, los hijos de Israel, el pueblo a él cercano. ¡Aleluya!
22 “El SEÑOR me creó como su obra maestra,
antes que sus hechos más antiguos.
23 Desde la eternidad tuve el principado, desde el principio, antes que la tierra.
24 Nací antes que existieran los océanos, antes que existiesen los manantiales cargados[a] de agua.
25 Nací antes que los montes fuesen asentados,
antes que las colinas.
26 No había hecho aún la tierra ni los campos
ni la totalidad del polvo del mundo.
27 Cuando formó los cielos allí estaba yo; cuando trazó el horizonte sobre la faz del océano,
28 cuando afirmó las nubes arriba, cuando reforzó las fuentes del océano,
29 cuando dio al mar sus límites
y a las aguas ordenó que no traspasasen su mandato.
Cuando establecía los cimientos de la tierra,
30 con él estaba yo, como un artífice maestro. Yo era su delicia todos los días
y me regocijaba en su presencia en todo tiempo.
31 Yo me recreo en su tierra habitada,
y tengo mi delicia con los hijos del hombre.
La fe victoriosa en Dios
5 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios, y todo aquel que ama al que engendró ama también al que es nacido de él. 2 En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos. 3 Pues este es el amor de Dios: que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son gravosos. 4 Porque todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. 5 ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Testigos del Hijo de Dios
6 Este es Jesucristo, el que vino por agua y sangre[a]; no por agua solamente sino por agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. 7 Porque tres son los que dan testimonio[b]: 8 el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan en uno. 9 Si recibimos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios es mayor; porque este es el testimonio de Dios: que él ha dado testimonio acerca de su Hijo. 10 El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios lo ha hecho mentiroso porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. 11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
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