Revised Common Lectionary (Complementary)
Dios levanta a los pobres
113 ¡Aleluya!
¡Alaben, oh siervos del SEÑOR,
alaben el nombre del SEÑOR!
2 Sea bendito el nombre del SEÑOR desde ahora y para siempre.
3 Desde el nacimiento del sol y hasta donde se pone
sea alabado el nombre del SEÑOR.
4 Alto sobre todas las naciones
es el SEÑOR;
sobre los cielos es su gloria.
5 ¡Quién como el SEÑOR nuestro Dios,
el que mora en lo alto
6 y se humilla para mirar en el cielo
y en la tierra!
7 Levanta del polvo al pobre,
y al necesitado enaltece desde
la basura
8 para hacerle sentar con los nobles, con los nobles de su pueblo.
9 Él hace habitar en familia a la estéril, feliz de ser madre de hijos.
¡Aleluya!
Ayes contra los explotadores
8 ¡Ay de los que juntan casa con casa y acercan campo con campo, hasta que ya no queda más espacio, y así terminan habitando ustedes solos en medio de la tierra! 9 El SEÑOR de los Ejércitos ha jurado[a] en mis oídos: “Ciertamente muchas casas han de quedar desoladas; casas grandes y hermosas quedarán sin habitantes. 10 Una viña de cuatro hectáreas producirá tan solo veintidós litros, y doscientos kilos de semilla producirán tan solo veinte kilos”.
11 ¡Ay de los que se levantan muy de mañana para ir tras la bebida, y siguen hasta la noche, hasta que el vino los enciende! 12 En sus banquetes hay arpas, liras, tamboriles, flautas y vino; pero no consideran lo que el SEÑOR ha realizado ni miran la obra de sus manos. 13 Por eso mi pueblo es llevado cautivo, por falta de entendimiento. Sus nobles están muertos de hambre, y su multitud reseca de sed. 14 Por eso el Seol ensanchó su garganta y abrió su boca sin medida. Allá caerá el esplendor de ella, su multitud, su bullicio y aquel que se divertía en ella. 15 El hombre se ha postrado, y el ser humano se ha rebajado. Los ojos de los altivos serán humillados. 16 Pero el SEÑOR de los Ejércitos será exaltado en el juicio; el Dios santo será reconocido como santo por su justicia. 17 Los corderos serán apacentados en su pastizal, y los cabritos[b] comerán entre las ruinas de los ricos.
18 ¡Ay de los que arrastran la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta! 19 Ellos dicen: “Dese prisa; apresúrese su obra para que la veamos. Acérquese y venga el plan del Santo de Israel, para que lo conozcamos”.
20 ¡Ay de los que a lo malo llaman bueno; y a lo bueno, malo! Consideran las tinieblas como luz, y la luz como tinieblas. Consideran lo amargo como dulce, y lo dulce como amargo.
21 ¡Ay de los que son sabios ante sus propios ojos, y de los que son prudentes según ellos mismos!
22 ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar licor; 23 y de los que por soborno declaran justo al culpable, y al justo le quitan su justicia!
La ofrenda de la viuda pobre
41 Estando Jesús sentado frente al arca del tesoro, observaba cómo el pueblo echaba dinero en el arca. Muchos ricos echaban mucho, 42 y una viuda pobre vino y echó dos monedas pequeñas de poco valor. 43 Él llamó a sus discípulos y les dijo:
—De cierto les digo que esta viuda pobre echó más que todos los que echaron en el arca. 44 Porque todos han echado de su abundancia; pero esta, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento.
Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano