Revised Common Lectionary (Complementary)
7 Entonces el Señor habló a Moisés: Desciende pronto, porque tu pueblo, que sacaste de la tierra de Egipto(A), se ha corrompido(B). 8 Bien pronto se han desviado del camino que yo les mandé. Se han hecho un becerro de fundición(C) y lo han adorado, le han ofrecido sacrificios(D) y han dicho: «Este es tu dios, Israel, que te ha sacado[a] de la tierra de Egipto(E)». 9 (F)Y el Señor dijo a Moisés: He visto a este pueblo, y he aquí, es pueblo de dura cerviz(G). 10 Ahora pues, déjame, para que se encienda mi ira contra ellos y los consuma; mas de ti yo haré una gran nación(H). 11 (I)Entonces Moisés suplicó ante el Señor su Dios, y dijo: Oh Señor, ¿por qué se enciende tu ira contra tu pueblo, que tú has sacado de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte(J)? 12 ¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: «Con malas intenciones los ha sacado, para matarlos en los montes y para exterminarlos de la faz de la tierra(K)»? Vuélvete del ardor de tu ira, y desiste de hacer daño a tu pueblo. 13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a quienes juraste por ti mismo(L), y les dijiste: «Yo multiplicaré vuestra descendencia[b] como las estrellas del cielo(M), y toda esta tierra de la cual he hablado, daré a vuestros descendientes[c], y ellos la heredarán para siempre(N)». 14 Y el Señor desistió de hacer el daño que había dicho que haría a su pueblo(O).
Oración de un pecador arrepentido
Para el director del coro. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, el profeta Natán lo visitó[a].
51 Ten piedad de mí(A), oh Dios, conforme a tu misericordia;
conforme a lo inmenso de tu compasión(B), borra mis transgresiones(C).
2 Lávame por completo de mi maldad(D),
y límpiame de mi pecado(E).
3 Porque yo reconozco mis transgresiones(F),
y mi pecado está siempre delante de mí.
4 Contra ti, contra ti solo he pecado(G),
y he hecho lo malo delante de tus ojos(H),
de manera que eres justo[b] cuando hablas[c](I),
y sin reproche[d] cuando juzgas.
5 He aquí, yo nací en iniquidad(J),
y en pecado me concibió mi madre.
6 He aquí, tú deseas la verdad en lo más íntimo(K),
y en lo secreto me harás conocer sabiduría(L).
7 Purifícame con hisopo, y seré limpio(M);
lávame, y seré más blanco que la nieve(N).
8 Hazme oír gozo y alegría(O);
que se regocijen los huesos que has quebrantado(P).
9 Esconde tu rostro de mis pecados(Q),
y borra todas mis iniquidades.
Gratitud de Pablo por la gracia de Dios
12 Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor(A), que me ha fortalecido(B), porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio(C); 13 aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor(D) y agresor. Sin embargo, se me mostró misericordia(E) porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad(F). 14 Pero la gracia(G) de nuestro Señor fue más que abundante, con la fe(H) y el amor que se hallan en Cristo Jesús. 15 Palabra fiel(I) y digna de ser aceptada por todos[a]: Cristo Jesús(J) vino al mundo para salvar a los pecadores(K), entre los cuales yo soy el primero(L). 16 Sin embargo, por esto hallé misericordia(M), para que en mí, como el primero, Jesucristo demostrara toda su paciencia[b](N) como un ejemplo para los que habrían de creer en Él para vida eterna. 17 Por tanto, al Rey eterno[c](O), inmortal(P), invisible(Q), único Dios(R), a Él sea honor y gloria(S) por los siglos de los siglos. Amén.
Parábola de la oveja perdida
15 Todos los recaudadores de impuestos[a](A) y los pecadores se acercaban a Jesús[b] para oírle; 2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este recibe a los pecadores y come con ellos(B).
3 Entonces Él les refirió esta parábola, diciendo: 4 ¿(C)Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve en el campo[c] y va tras la que está perdida hasta que la halla? 5 Al encontrarla, la pone sobre sus hombros, gozoso; 6 y cuando llega a su casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: «Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido». 7 Os digo que de la misma manera, habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.
Parábola de la moneda perdida
8 ¿O qué mujer, si tiene diez monedas de plata[d] y pierde una moneda, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado hasta hallarla? 9 Cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas, diciendo: «Alegraos conmigo porque he hallado la moneda que había perdido». 10 De la misma manera, os digo, hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente(D).
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