Revised Common Lectionary (Complementary)
6 No te des importancia en presencia del rey
ni reclames un lugar entre la gente importante;
7 vale más que el rey te diga: «Sube acá»
y no que te humille ante gente importante.
Lo que has visto con tus ojos
112 ¡Aleluya!
Álef
Dichoso el que teme al Señor,
Bet
el que halla gran deleite en sus mandamientos.
Guímel
2 Su descendencia será poderosa en la tierra;
Dálet
la generación de los justos será bendecida.
He
3 En su casa habrá abundantes riquezas
Vav
y para siempre permanecerá su justicia.
Zayin
4 Para los justos la luz brilla en las tinieblas;
Jet
para los que son misericordiosos, compasivos y justos.
Tet
5 Bien le va al que presta con generosidad,
Yod
y maneja sus negocios con justicia.
Lámed
6 El justo jamás caerá;
Caf
su recuerdo permanecerá para siempre.
Mem
7 No temerá recibir malas noticias;
Nun
su corazón estará firme, confiado en el Señor.
Sámej
8 Su corazón estará seguro, sin temor alguno,
Ayin
y al final verá derrotados a sus adversarios.
Pe
9 Reparte sus bienes entre los pobres;
Tsade
su justicia permanece para siempre;
Qof
su poder[a] será gloriosamente exaltado.
Resh
10 El malvado verá esto y se irritará;
Shin
rechinará los dientes y se irá consumiendo.
Tav
¡Los deseos de los malvados se frustrarán!
Exhortaciones finales
13 Sigan amándose unos a otros fraternalmente. 2 No se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. 3 Acuérdense de los presos, como si ustedes fueran sus compañeros de cárcel, y también de los que son maltratados, como si fueran ustedes mismos los que sufren.
4 Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales. 5 Manténganse libres del amor al dinero y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho:
«Nunca los dejaré;
jamás los abandonaré».[a]
6 Así que podemos decir con toda confianza:
«El Señor es quien me ayuda, no tengo miedo;
¿qué me puede hacer un simple mortal?».[b]
7 Acuérdense de sus dirigentes que les comunicaron la palabra de Dios. Consideren cuál fue el resultado de su estilo de vida e imiten su fe. 8 Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre.
15 Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre. 16 No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios.
Jesús en casa de un fariseo
14 Un día Jesús fue a comer a casa de un fariseo prominente. Era sábado, así que estos estaban acechando a Jesús.
7 Al notar cómo los invitados escogían los lugares de honor en la mesa, les contó esta parábola:
8 —Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el lugar de honor, no sea que haya algún invitado más distinguido que tú. 9 Si es así, el que los invitó a los dos vendrá y te dirá: “Cédele tu asiento a este hombre”. Entonces, avergonzado, tendrás que ocupar el último asiento. 10 Más bien, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, pasa más adelante a un lugar mejor”. Así recibirás honor en presencia de todos los demás invitados. 11 Porque todo el que a sí mismo se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido.
12 También dijo Jesús al que lo había invitado:
—Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos, a su vez, te inviten y así seas recompensado. 13 Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos. 14 Entonces serás dichoso pues, aunque ellos no tienen con qué recompensarte, serás recompensado en la resurrección de los justos.
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