Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo 112 (111)
El recuerdo del justo será eterno
112 ¡Aleluya!
Feliz quien venera al Señor
y se complace en sus mandatos.
2 En la tierra será poderosa su estirpe,
se bendecirá el linaje de los rectos.
3 Riqueza y bienes habrá en su casa,
su justicia permanecerá por siempre.
4 Brilla en la oscuridad, es luz para los rectos,
es clemente, es compasivo, es justo.
5 Feliz quien se apiada y presta,
quien atiende sus asuntos con justicia,
6 porque nunca zozobrará,
será eterno el recuerdo del justo.
7 No temerá las malas noticias,
su corazón está seguro, confiado en el Señor.
8 Su corazón firme nada teme,
mirará con desdén a sus enemigos.
9 Reparte, da a los pobres,
su justicia permanece para siempre
y alza su frente con honor.
10 El malvado mira y se enfurece,
rechina sus dientes y se consume.
Los planes del malvado fracasarán.
21 La mente del rey es una acequia
que el Señor dirige a donde quiere.
2 Una persona puede considerar intachable su conducta,
pero el Señor juzga las intenciones.
3 Practicar la justicia y el derecho
es para el Señor preferible al sacrificio.
4 Ojos altivos, mente arrogante
y malvados que triunfan, todo ello es detestable.
24 El insolente es arrogante y fanfarrón,
actúa con orgullo desmedido.
25 De deseos se consume el perezoso,
pues sus manos no quieren trabajar.
26 Todo el día está el malvado codiciando,
el justo da y no escatima.
Petición de los hijos de Zebedeo (Mc 10,35-45)
20 Por entonces se presentó a Jesús la madre de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, y se puso de rodillas con intención de pedirle algo. 21 Jesús le preguntó:
— ¿Qué es lo que deseas?
Ella dijo:
— Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
22 Jesús respondió:
— No saben lo que están pidiendo. ¿Pueden beber ustedes la misma copa de amargura que yo estoy a punto de beber?
Ellos le contestaron:
— ¡Sí, podemos beberla!
23 Jesús les dijo:
— Pues bien, beberán mi copa de amargura; pero el que se sienten el uno a mi derecha y el otro a mi izquierda, no es cosa mía concederlo; eso es para quienes mi Padre lo ha reservado.
24 Cuando los otros diez discípulos oyeron esto, se sintieron muy molestos con los dos hermanos. 25 Pero Jesús los reunió y les dijo:
— Como muy bien saben ustedes, los que gobiernan las naciones las someten a su dominio, y los poderosos las rigen despóticamente. 26 Pero entre ustedes no debe ser así. Antes bien, si alguno quiere ser grande, que se ponga al servicio de los demás; 27 y si alguno quiere ser principal, que se haga servidor de todos. 28 De la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España