Revised Common Lectionary (Complementary)
Alabanza por las bendiciones de Dios
Salmo de David
103 Bendice, alma mía, a Jehová,
y bendiga todo mi ser su santo nombre.
2 Bendice, alma mía, a Jehová,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
3 Él es quien perdona todas tus maldades,
el que sana todas tus dolencias,
4 el que rescata del hoyo tu vida,
el que te corona de favores y misericordias,
5 el que sacia de bien tu boca
de modo que te rejuvenezcas como el águila.
6 Jehová es el que hace justicia
y derecho a todos los que padecen violencia.
7 Sus caminos notificó a Moisés,
y a los hijos de Israel sus obras.
8 Misericordioso y clemente es Jehová;
lento para la ira y grande en misericordia.
Lapidación de un violador del sábado
32 Cuando los hijos de Israel estaban en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en sábado. 33 Los que lo hallaron recogiendo leña lo llevaron ante Moisés, Aarón y toda la congregación. 34 Lo pusieron en la cárcel, porque no estaba determinado qué se le había de hacer. 35 Entonces Jehová dijo a Moisés: «Irremisiblemente ese hombre debe morir: apedréelo toda la congregación fuera del campamento.» 36 La congregación lo sacó fuera del campamento, y lo apedrearon hasta que murió, como Jehová había mandado a Moisés.
Los flecos en los vestidos
37 Jehová habló a Moisés y le dijo: 38 «Habla a los hijos de Israel y diles que se hagan unos flecos en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada fleco de los bordes un cordón de azul. 39 Llevaréis esos flecos para que cuando los veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová. Así los pondréis por obra y no seguiréis los apetitos de vuestro corazón y de vuestros ojos, que han hecho que os prostituyáis. 40 Así os acordaréis y cumpliréis todos mis mandamientos, para que seáis santos ante vuestro Dios. 41 Yo soy Jehová, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo, Jehová, vuestro Dios.»
3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar, 4 pues aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; 5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
«Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor
ni desmayes cuando eres reprendido por él,
6 porque el Señor al que ama, disciplina,
y azota a todo el que recibe por hijo.»
7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, no hijos. 9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? 10 Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. 11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados.
Los que rechazan la gracia de Dios
12 Por eso, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas, 13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.
14 Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 15 Mirad bien, para que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios, y para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine a muchos. 16 Que no haya ningún fornicario o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. 17 Ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no tuvo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
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