Revised Common Lectionary (Complementary)
Al director musical. Salmo de los hijos de Coré.
49 Oigan esto, pueblos todos;
escuchen, habitantes todos del mundo,
2 tanto débiles como poderosos,
lo mismo los ricos que los pobres.
3 Mi boca hablará con sabiduría;
la reflexión de mi corazón será muy inteligente.
4 Inclinaré mi oído al proverbio;
propondré mi enigma al son del arpa:
5 ¿Por qué he de temer en tiempos de desgracia
cuando me rodee la maldad de mis opresores?
6 ¿Temeré a los que confían en sus riquezas
y se jactan de sus muchas posesiones?
7 Nadie puede salvar a nadie
ni pagarle a Dios rescate por la vida.
8 Tal rescate es muy costoso;
ningún pago es suficiente
9 para vivir por siempre
sin ver la fosa.
10 Nadie puede negar que todos mueren,
que sabios e insensatos perecen por igual
y que sus riquezas se dejan a otros.
11 Aunque tuvieron tierras a su nombre,
sus tumbas serán[a] su hogar eterno,
su morada por todas las generaciones.
12 La gente rica no perdura;
al igual que las bestias, perece.
Discurso inicial
1 Estas son las palabras del Maestro,[a] hijo de David, rey en Jerusalén.
2 Vanidad de vanidades
—dice el Maestro—,
vanidad de vanidades,
¡todo es vanidad!
3 ¿Qué provecho saca la gente
de tanto afanarse bajo el sol?
4 Generación va, generación viene,
mas la tierra permanece para siempre.
5 Sale el sol, se pone el sol;
afanoso vuelve a su punto de origen para de allí volver a salir.
6 Dirigiéndose al sur
o girando hacia el norte,
sin cesar gira el viento
y de nuevo vuelve a girar.
7 Todos los ríos van a dar al mar,
pero el mar jamás se llena.
A su punto de origen vuelven los ríos,
para de allí volver a fluir.
8 Todas las cosas cansan
más de lo que es posible expresar.
Ni se sacian los ojos de ver
ni se hartan los oídos de oír.
9 Lo que ya ha acontecido
volverá a acontecer;
lo que ya se ha hecho
se volverá a hacer.
¡No hay nada nuevo bajo el sol!
10 Hay quien llega a decir:
«¡Mira que esto sí es una novedad!».
Pero eso ya existía desde siempre,
entre aquellos que nos precedieron.
11 Nadie se acuerda de las generaciones anteriores,
como nadie se acordará de las últimas.
¡No habrá memoria de ellos
entre los que habrán de sucedernos!
El joven rico(A)
17 Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se arrodilló delante de él.
—Maestro bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
18 —¿Por qué me llamas bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino solo Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre”.[a]
20 —Maestro —dijo el hombre—, todo eso lo he cumplido desde que era joven.
21 Jesús lo miró con amor y añadió:
—Una sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.
22 Al oír esto, el hombre se desanimó y se fue triste porque tenía muchas riquezas.
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