Revised Common Lectionary (Complementary)
De David.
1 Te Alabaré con todo mi corazón; delante de los dioses te cantaré salmos.
2 Adoraré al templo de tu santidad, y alabaré tu Nombre sobre tu misericordia y tu verdad; porque has hecho magnífico tu Nombre, y has engrandecido tu dicho sobre todas las cosas.
3 El día que llamé, me respondiste; me fortaleciste con fortaleza en mi alma.
4 Te confesarán, oh SEÑOR, todos los reyes de la tierra, cuando oigan los dichos de tu boca.
5 Y cantarán en los caminos del SEÑOR, que la gloria del SEÑOR es grande.
6 ¶ Porque el alto SEÑOR mira al humilde; y al altivo no lo conoce.
7 Si anduviere yo por medio de la angustia, tú me vivificarás; contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, y tu diestra me salvará.
8 El SEÑOR cumplirá por mí; tu misericordia, oh SEÑOR, es para siempre; no dejarás la obra de tus manos.
7 En el mes primero, que es el mes de Nisán, en el año duodécimo del rey Asuero, fue echada Pur, esto es, la suerte, delante de Amán, de día en día y de mes en mes; y salió el mes duodécimo, que es el mes de Adar.
8 Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y dividido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no observan las leyes del rey; y al rey no viene provecho de dejarlos.
9 Si place al rey, escríbase que sean destruidos; y yo pesaré diez mil talentos de plata en manos de los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los tesoros del rey.
10 Entonces el rey quitó su anillo de su mano, y lo dio a Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los judíos,
11 y le dijo: La plata propuesta sea para ti, y asimismo el pueblo, para que hagas de él lo que bien te pareciere.
12 Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero, al trece del mismo, y fue escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los virreyes del rey, a los capitanes que estaban sobre cada provincia, y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua; en nombre del rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo del rey.
13 Y fueron enviadas cartas por mano de los correos a todas las provincias del rey, para destruir, matar, y echar a perder a todos los judíos, desde el niño hasta el viejo, niños y mujeres en un día, en el trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y para apoderarse de su despojo.
14 La copia del escrito que se diera por ley en cada provincia, que fuera manifiesto a todos los pueblos, a fin de que estuvieran apercibidos para aquel día.
15 Y salieron los correos de prisa por mandato del rey, y la ley fue dada en Susa, el palacio. Y el rey y Amán se sentaban a beber, y la ciudad de Susa estaba alborotada.
22 Varones Israelitas, oíd estas palabras: El Jesús Nazareno, varón aprobado de Dios entre vosotros en maravillas y prodigios y señales, que Dios hizo por él en medio de vosotros, como también vosotros sabéis;
23 éste, entregado por determinado consejo y providencia de Dios, tomándolo vosotros lo matasteis con manos inicuas, colgándole en un madero;
24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible ser detenido de ella.
25 Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; porque lo tengo a la diestra, no seré removido.
26 Por lo cual mi corazón se alegró, y mi lengua se gozó; y aun mi carne descansará en esperanza;
27 que no dejarás mi alma en el Hades, ni darás a tu Santo que vea corrupción.
28 Me hiciste notorios los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia.
29 Varones hermanos, se os puede libremente decir del patriarca David, que murió, y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.
30 Así que siendo profeta, y sabiendo que con juramento le había Dios jurado que del fruto de su lomo, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono;
31 viéndolo antes, habló de la resurrección del Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.
32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
33 Así que, levantado por la diestra de Dios, y recibiendo del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros ahora veis y oís.
34 Porque David no subió a los cielos; pero él dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra,
35 hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
36 Sepa pues ciertísimamente toda la Casa de Israel, que a este Jesús que vosotros colgasteis en un madero, Dios ha hecho Señor y Cristo.
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