Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo 16
El Señor, herencia del justo en vida y en muerte
Mictam[a] de David.
16 Protégeme, oh Dios(A), pues en Ti me refugio(B).
2 Yo dije al Señor: «Tú eres mi Señor;
Ningún bien tengo fuera de Ti(C)».
3 En cuanto a los santos que están en la tierra(D),
Ellos son los nobles en quienes está toda mi delicia(E).
4 Se multiplicarán las aflicciones de aquellos que han corrido tras otro dios(F);
No derramaré yo sus libaciones de sangre(G),
Ni sus nombres pronunciarán mis labios(H).
5 ¶El Señor es la porción de mi herencia(I) y de mi copa(J);
Tú sustentas mi suerte(K).
6 Las cuerdas me cayeron en lugares agradables(L);
En verdad es hermosa la herencia que me ha tocado(M).
7 ¶Bendeciré al Señor que me aconseja(N);
En verdad, en las noches mi corazón me instruye(O).
8 (P)Al Señor he puesto continuamente delante de mí(Q);
Porque está a mi diestra(R), permaneceré firme(S).
9 Por tanto, mi corazón se alegra(T) y mi alma se regocija(U);
También mi carne morará segura(V),
10 Porque Tú no abandonarás mi alma en el Seol(W),
Ni permitirás que Tu Santo sufra corrupción(X).
11 Me darás a conocer la senda de la vida(Y);
En Tu presencia hay plenitud de gozo(Z);
En Tu diestra hay deleites para siempre(AA).
Muerte de Ocozías
1 Después de la muerte de Acab, Moab se rebeló contra Israel(A). 2 En Samaria, Ocozías se cayó por la ventana de su aposento alto, y se enfermó. Entonces envió mensajeros diciéndoles: «Vayan, consulten a Baal Zebub, dios de Ecrón, si he de sanar de esta enfermedad(B)». 3 Pero el ángel del Señor dijo a Elías el tisbita: «Levántate, sube al encuentro de los mensajeros del rey(C) de Samaria y diles: “¿Acaso no hay Dios en Israel para que ustedes vayan a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón(D)?”. 4 Por tanto, así dice el Señor: “No te levantarás del lecho donde te has acostado, sino que ciertamente morirás(E)”». Entonces Elías se fue.
5 Cuando los mensajeros volvieron al rey[a], este les dijo: «¿Por qué han vuelto[b]?». 6 Ellos le respondieron: «Un hombre vino a nuestro encuentro y nos dijo: “Vayan, vuelvan al rey que los envió, y díganle: ‘Así dice el Señor: “¿Acaso no hay Dios en Israel para que envíes a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón(F)? Por tanto, no te levantarás del lecho donde te has acostado, sino que ciertamente morirás”’”». 7 Y él rey les preguntó: «¿Qué aspecto tenía el hombre que subió al encuentro de ustedes y les habló estas palabras?». 8 «Era un hombre cubierto de pelo, con un cinturón de cuero ceñido a sus lomos(G)», respondieron ellos. «Es Elías el tisbita», dijo el rey.
9 Entonces el rey envió un capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres a buscarlo. El capitán subió a él(H), y allí estaba Elías sentado en la cumbre del monte, y le dijo: «Hombre de Dios, el rey dice: “Desciende”». 10 Elías respondió al capitán de cincuenta: «Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta(I)». Entonces descendió fuego del cielo, y lo consumió a él y a sus cincuenta(J).
11 De nuevo el rey envió a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta que le habló: «Hombre de Dios, así dice el rey: “Desciende inmediatamente”». 12 «Si yo soy hombre de Dios», respondió Elías, «que descienda fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta». Entonces el fuego de Dios descendió del cielo y lo consumió a él y a sus cincuenta.
13 De nuevo el rey le envió al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta. Cuando el tercer capitán de cincuenta subió, vino y se postró de rodillas delante de Elías y le rogó, diciéndole(K): «Hombre de Dios, le ruego que mi vida[c] y la vida[d] de estos cincuenta siervos suyos sean de valor ante sus ojos. 14 Ya que ha descendido fuego del cielo y ha consumido a los dos primeros capitanes de cincuenta con sus cincuenta; pero ahora, sea mi vida preciosa ante sus ojos».
15 Entonces el ángel del Señor dijo a Elías: «Desciende con él y no le tengas miedo(L)». Se levantó Elías y descendió con él a ver al rey(M), 16 y le dijo: «Así dice el Señor: “Por cuanto has enviado mensajeros a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón (¿acaso no hay Dios en Israel para consultar Su palabra(N)?), por tanto no bajarás del lecho al que has subido, sino que ciertamente morirás”».
No se vuelvan a la esclavitud
8 Pero en aquel tiempo, cuando ustedes no conocían a Dios(A), eran siervos(B) de los que por naturaleza no son dioses(C). 9 Pero ahora que conocen[a] a Dios, o más bien, que son[b] conocidos por Dios(D), ¿cómo es que se vuelven otra vez a las cosas débiles, inútiles y elementales[c](E), a las cuales desean volver a estar esclavizados de nuevo? 10 Ustedes observan los días(F), los meses, las estaciones y los años. 11 Temo que quizá he trabajado en vano por ustedes.
12 Les ruego, hermanos(G), háganse como yo, pues yo también me he hecho como ustedes(H). Ningún agravio me han hecho. 13 Pero saben que fue por causa de una enfermedad física[d] que les prediqué el evangelio la primera vez[e]. 14 Y lo que para ustedes fue una prueba[f] en mi condición física[g], que no despreciaron ni rechazaron[h], sino que me recibieron como un ángel de Dios, como a Cristo Jesús(I) mismo(J).
15 ¿Dónde está, pues, aquel sentido de bendición que tuvieron[i]? Pues testigo soy en favor de ustedes[j] de que de ser posible, se hubieran sacado los ojos y me los hubieran dado. 16 ¿Me he vuelto, por tanto, enemigo de ustedes al decirles la verdad[k](K)? 17 Algunos les tienen celo, no con buena intención, sino que quieren excluirlos a fin de que ustedes muestren celo por ellos. 18 Es bueno mostrar celo con buena intención siempre, y no solo cuando yo estoy presente con ustedes(L). 19 Hijos míos(M), por quienes de nuevo sufro dolores de parto(N) hasta que Cristo sea formado en ustedes(O), 20 quisiera estar presente con ustedes ahora y cambiar mi tono, pues estoy perplejo(P) en cuanto a ustedes.
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