Revised Common Lectionary (Complementary)
Tú eres mi Dios
Canción de David cuando estaba en el desierto de Judá.
1 Dios mío, tú eres mi Dios,
desesperado te busco.
Mi alma tiene sed de ti;
todo mi ser suspira por ti,
como la tierra seca y árida
desea el agua.
2 Te vi en tu templo,
contemplé tu poder y tu gloria.
3 Tu fiel amor es mejor que la vida misma,
mis labios te alaban.
4 Te alabaré con mi vida;
alzaré las manos en tu nombre al adorarte.
5 Me sentiré completamente satisfecho,
como quien disfruta de una comida muy sabrosa,
y mis labios dichosos te alabarán.
6 Estando en mi lecho me acuerdo de ti,
pienso en ti a media noche.
7 Porque tú me ayudas,
y a la sombra de tus alas canto de alegría.
8 Me aferro a ti,
tu mano derecha me sostiene.
12 »En ese momento llegará el gran príncipe Miguel[a], quien protege a tu pueblo.
»Será una época de muchas dificultades y angustias,
la peor que haya sucedido
desde que apareció la nación sobre la tierra.
Pero en ese momento, todos los de tu pueblo cuyos nombres
estén escritos en el libro se salvarán.
2 La gran cantidad de muertos
que descansa bajo tierra[b] se levantará.
Algunos se irán a disfrutar de la vida eterna,
y otros pasarán vergüenza
y serán despreciados por siempre.
3 Los maestros sabios resplandecerán
como la pureza del cielo;
y los que han enseñado al pueblo
a seguir el camino recto
brillarán por siempre
como las estrellas.
4 »Daniel, guarda estas palabras como un secreto y sella el libro hasta el final. Mucha gente se moverá de un lado a otro tratando de buscar el verdadero conocimiento. Y el conocimiento aumentará».
Carta a la iglesia de Sardis
3 »Escribe esto al ángel de la iglesia de Sardis:
»Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas:
»Yo sé todo lo que haces. Pareces estar vivo, pero en realidad estás muerto. 2 Ya tus buenas intenciones están casi muertas. Despierta y fortalece tu ánimo para hacer lo que todavía te falta, porque he visto que aun no has terminado las obras que Dios te mandó hacer. 3 Así que no olvides lo que has recibido y escuchado; obedécelo y cambia. Si no despiertas, vendré a ti de repente como un ladrón y no sabrás en qué momento te sorprenderé.
4 »Sin embargo, aun hay unos pocos de ustedes en Sardis que no han manchado su ropa. Ellos caminarán conmigo vestidos de blanco porque son dignos. 5 El que salga victorioso, irá vestido de blanco junto con ellos. No quitaré jamás su nombre del libro de la vida, y delante de mi Padre y de sus ángeles diré que es mío.
6 »Oigan bien lo que el Espíritu dice a las iglesias.
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