Revised Common Lectionary (Complementary)
Dios es el rey
SALMO 93 (92)
93 Dios mío,
tú eres nuestro rey.
Has mostrado tu majestad,
tu grandeza y tu poder.
Has afirmado el mundo,
y jamás se moverá.
2 Desde el principio eres rey;
tú siempre has existido.
3 Dios mío,
se revuelven los ríos,
se levantan las olas,
¡se agitan los mares!
4 Pero tú, en el cielo,
te muestras más poderoso
que el rugido de los mares;
¡más poderoso que las olas del mar!
5 Dios mío,
tus leyes tienen valor permanente.
Tu presencia da a tu templo
una belleza sin igual.
Mensaje contra el rey de Tiro
28 Dios también me dijo:
2 «Tú, Ezequiel, dile de mi parte al rey de Tiro:
“Eres demasiado orgulloso.
Hasta crees que eres un dios
porque reinas en medio del mar.
Pero no te creas tan sabio,
porque no eres más que un hombre.
3 No eres más sabio que el profeta Daniel,
ni conoces todos los secretos,
4 pero ciertamente eres muy listo:
has logrado amontonar oro y plata,
y te has hecho muy rico.
5 Sabes cómo hacer negocios.
Por eso te has hecho rico
y te has llenado de orgullo.
6-8 ”Como te sientes muy sabio,
y hasta te crees un dios,
voy a lanzar contra ti
gente cruel de otros países.
Esa gente te atacará
y te hará la guerra.
Acabará con tu belleza,
con tu sabiduría y tu grandeza.
Con violencia te quitará la vida,
y morirás en el fondo del mar.
Te juro que así lo haré.
9 ”Cuando te enfrentes a ellos,
dejarás de creerte un dios.
Cuando te quiten la vida,
te verás como un simple hombre.
10 Gente extraña te quitará la vida,
y morirás como mueren
los que no me conocen.
Yo soy el Dios de Israel,
y cumpliré mi palabra”.»
Esteban muere apedreado
54 Al escuchar esto, los de la Junta Suprema se enfurecieron mucho contra Esteban. 55 Pero como Esteban tenía el poder del Espíritu Santo, miró al cielo y vio a Dios en todo su poder. Al lado derecho de Dios estaba Jesús, de pie. 56 Entonces Esteban dijo: «Veo el cielo abierto. Y veo también a Jesús, el Hijo del hombre, de pie en el lugar de honor.»
57 Los de la Junta Suprema se taparon los oídos y gritaron. Luego todos juntos atacaron a Esteban, 58 lo arrastraron fuera de la ciudad, y empezaron a apedrearlo. Los que lo habían acusado falsamente se quitaron sus mantos, y los dejaron a los pies de un joven llamado Saulo.[a]
59 Mientras le tiraban piedras, Esteban oraba así: «Señor Jesús, recíbeme en el cielo.» 60 Luego cayó de rodillas y gritó con todas sus fuerzas: «Señor, no los castigues por este pecado que cometen conmigo.»
Y con estas palabras en sus labios, murió.
8 1-2 Saulo vio cómo mataban a Esteban, y le pareció muy bien.
Más tarde, unos hombres que amaban mucho al Señor recogieron el cuerpo de Esteban, lo enterraron, y durante varios días lloraron su muerte.
La iglesia empieza a sufrir
A partir de ese día, mucha gente comenzó a maltratar a los seguidores de Jesús que vivían en Jerusalén. Por eso todos tuvieron que separarse y huir a las regiones de Judea y de Samaria. Solamente los apóstoles se quedaron en Jerusalén.
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