Revised Common Lectionary (Complementary)
Elogio de la Palabra de Dios[a]
א Álef
119 Bienaventurados los íntegros
de camino,
los que andan según la ley
del SEÑOR.
2 Bienaventurados los que guardan sus testimonios
y con todo el corazón le buscan.
3 Pues no hacen iniquidad
los que andan en sus caminos.
4 Tú mandaste que tus ordenanzas
fuesen muy guardadas.
5 ¡Ojalá fuesen estables mis caminos
para guardar tus leyes!
6 Entonces yo no sería avergonzado
al observar todos tus mandamientos.
7 Te alabaré con rectitud de corazón cuando aprenda tus justos juicios.
8 Tus leyes guardaré;
no me abandones por completo.
Leyes acerca de la restitución
22 “Cuando alguien robe un buey o una oveja y lo degüelle o venda, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja, pagará cuatro ovejas. 2 Si un ladrón es hallado forzando una casa, y es herido y muere, no hay castigo. 3 Pero si sucede después de salido el sol, sí, hay castigo. Al ladrón le corresponde hacer restitución, y si no tiene con qué, será vendido por lo que ha robado. 4 Si lo robado es hallado vivo en su poder, sea buey, asno u oveja, pagará el doble.
5 “Cuando alguien deje pastar su ganado en un campo o una viña y permita que su ganado pase a otro campo, pagará con lo mejor de su propio campo y con lo mejor de su viña.
6 “Cuando un fuego se extienda y halle espinos, y sean destruidas las gavillas, la mies o un campo, el que prendió el fuego, sin falta pagará el daño del incendio.
7 “Cuando alguien dé a su prójimo plata u objetos para que los guarde, y estos sean robados de la casa del hombre; si es hallado el ladrón, este pagará el doble. 8 Pero si no es hallado el ladrón, entonces al señor de la casa se le hará comparecer ante los jueces para determinar si ha metido la mano en la propiedad de su prójimo.
9 “Sobre todo asunto de posesión ilegal, sea con respecto a buey, asno, oveja, vestido o cualquier propiedad perdida, si uno dice: ‘Esto es mío’, la causa de ambos será llevada ante los jueces. Y aquel a quien los jueces declaren culpable pagará el doble a su prójimo.
10 “Cuando alguien entregue a su prójimo un asno, un buey, una oveja o cualquier otro animal para que lo guarde, y se muera o se lastime, o sea robado sin que nadie lo vea, 11 tendrá lugar entre ambos un juramento ante el SEÑOR, de que no ha metido la mano en la propiedad de su prójimo. El dueño aceptará su testimonio, y el otro no hará restitución. 12 Pero si efectivamente le ha sido robado, él hará restitución a su dueño. 13 Y si el animal fue despedazado, él llevará al dueño evidencia del animal despedazado; y no hará restitución.
14 “Cuando alguien pida prestado un animal a su prójimo y sea lesionado o muerto en ausencia de su dueño, hará completa restitución. 15 Pero si el dueño estuvo presente, no la hará. Si el animal era alquilado, los daños están incluidos en el alquiler.
Jesús y el santuario superior
9 Ahora bien, el primer pacto tenía reglamentos acerca del culto y del santuario terrenal. 2 El tabernáculo fue dispuesto así: En la primera parte, en lo que llaman el lugar santo, estaban las lámparas, la mesa y los panes de la Presencia. 3 Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo que se llama el lugar santísimo. 4 Allí estaban el incensario de oro y el arca del pacto enteramente cubierta con oro. En ella estaban un vaso de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció y las tablas del pacto. 5 Sobre ella, los querubines de la gloria cubrían el propiciatorio. De todas estas cosas no podemos hablar ahora en detalle.
6 Estas cosas fueron dispuestas así: En la primera parte del tabernáculo entraban siempre los sacerdotes para realizar los servicios del culto. 7 Pero en la segunda, una vez al año entraba el sumo sacerdote solo, no sin sangre, la cual ofrecía por sí mismo y por los pecados que el pueblo cometía por ignorancia.
8 Con esto el Espíritu Santo daba a entender que todavía no había sido mostrado el camino hacia el lugar santísimo mientras estuviese en pie la primera parte del tabernáculo. 9 Esto es una figura para el tiempo presente, según la cual se ofrecían ofrendas y sacrificios que no podían hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que rendía culto. 10 Estas son ordenanzas de la carne, que consisten solo de comidas y bebidas y diversos lavamientos, impuestas hasta el tiempo de la renovación.
Jesús, el sacrificio perfecto y final
11 Pero estando ya presente Cristo —el sumo sacerdote de los bienes que han venido[a], por medio del más amplio y perfecto tabernáculo no hecho de manos; es decir, no de esta creación— 12 entró una vez para siempre en el lugar santísimo logrando así eterna redención, ya no mediante sangre de machos cabríos ni de becerros sino mediante su propia sangre.
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