Revised Common Lectionary (Complementary)
Siempre te seré fiel
SALMO 26 (25)
Himno de David.
26 1-2 Dios mío,
declárame inocente,
pues vivo una vida honrada
y en ti confío ciegamente.
Dime si te agrada
lo que pienso y lo que siento.
3 Yo siempre recuerdo tu amor
y por eso te soy fiel.
4-5 No me junto con gente tramposa
ni ando con gente mala y perversa.
¡No soporto cerca de mí
a gente que no es sincera!
6 Dios mío,
yo no he hecho nada malo;
por eso me acerco a tu altar
7 para cantarte a voz en cuello
mis himnos de alabanza
y hablar de tus grandes hechos.
8 Dios mío,
yo amo el templo donde vives,
donde se hace presente tu grandeza.
9 No me dejes morir
entre gente pecadora;
no me quites la vida
junto con gente asesina,
10 gente que tiene en sus manos
el dinero que ha ganado con engaños.
11-12 Dios mío,
yo quiero seguir siendo honrado;
ten compasión de mí, y sálvame.
Así me mantendré fiel a ti,
y con todo tu pueblo te alabaré.
Mensaje de Dios contra Edom
1-2 Dios le comunicó al profeta Abdías lo que pensaba hacer con el país de Edom. Le dijo:
«Yo soy el Dios de Israel,
y ya envié un mensajero
por todas las naciones.
Escuchen bien su mensaje:
“¡Tomen sus armas, naciones todas!
¡Vamos a la guerra contra Edom!”
»Y tú, Edom, escúchame bien:
Yo voy a hacer de ti
la más pequeña de las naciones.
¡Todo el mundo te despreciará!
3 »Tú te crees muy importante
porque vives entre las rocas;
piensas que estás muy seguro
por vivir en las altas montañas;
crees que nadie podrá derribarte,
¡pero estás muy equivocado!
4 »Yo soy el Dios todopoderoso,
y juro que te derribaré
aunque vueles como las águilas
y pongas tu nido entre las estrellas.
5 »Cuando un ladrón te asalta de noche,
no te quita todo lo que tienes,
sino lo que tengas de más valor;
y cuando los que cosechan uvas
entran a tus viñedos,
no se llevan todos los racimos.
6 ¡Pero a ti te han quitado todo!
¡Se han llevado todos tus tesoros!
7 Los que estaban de tu parte
y decían que eran tus amigos
te pusieron trampas y te engañaron;
los que compartían tu mesa
se volvieron tus enemigos,
te echaron de tu propia tierra
¡y tú ni cuenta te diste!
8 »Pero escúchame, Edom:
yo soy el Dios todopoderoso,
y te juro que viene el día
en que no quedará en tus montañas
ni uno solo de tus sabios.
¡Yo acabaré con todos ellos!
9 En la ciudad de Temán
tus valientes temblarán de miedo,
y en las montañas de Edom
todos morirán en la batalla.
9 Después de esto vi a mucha gente de todos los países, y de todas las razas, idiomas y pueblos. ¡Eran tantos que nadie los podía contar! Estaban de pie, delante del trono y del Cordero,[a] vestidos con ropas blancas. En sus manos llevaban ramas de palma,[b] 10 y gritaban con fuerte voz:
«Nos ha salvado nuestro Dios,
que está sentado en el trono,
y también el Cordero.»
11 Todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono, y alrededor de los ancianos y de los cuatro seres vivientes. Ellos se inclinaron delante del trono, hasta tocar el suelo con la frente, y adoraron a Dios 12 diciendo:
«¡Alabemos a nuestro Dios!
¡Así sea!
»Admiremos su fama y sabiduría,
su poder y fortaleza.
Demos a nuestro Dios,
gracias y honor por siempre.
¡Así sea!»
13 Entonces, uno de los ancianos me preguntó:
—¿Quiénes son los que están vestidos de blanco? ¿De dónde vienen?
14 Yo le respondí:
—Señor, usted lo sabe.
Y él me dijo:
—Son los que no murieron durante el tiempo de gran sufrimiento que hubo en la tierra. Ellos confiaron en Dios, y él les perdonó sus pecados por medio de la muerte del Cordero.
15 »Por eso están ahora
delante del trono de Dios,
y día y noche
le sirven en su templo.
»Dios estará con ellos,
y los protegerá.
16 »Ya no tendrán hambre ni sed,
ni los quemará el sol
ni los molestará el calor.
17 »Dios secará todas sus lágrimas,
y los cuidará el Cordero
que está en medio del trono,
así como el pastor
cuida sus ovejas
y las lleva a manantiales
de agua que da vida.
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