Revised Common Lectionary (Complementary)
Lo que Dios espera del hombre
(1a) Salmo de David.
15 (1b) Señor,
¿quién puede residir en tu santuario?,
¿quién puede habitar en tu santo monte?
2 Sólo el que vive sin tacha y practica la justicia;
el que dice la verdad de todo corazón;
3 el que no habla mal de nadie;
el que no hace daño a su amigo
ni ofende a su vecino;
4 el que mira con desprecio a quien desprecio merece,
pero honra a quien honra al Señor;
el que cumple sus promesas aunque le vaya mal;
5 el que presta su dinero sin exigir intereses;
el que no acepta soborno en contra del inocente.
El que así vive, jamás caerá.
32 Al ver los israelitas que Moisés tardaba en bajar del monte, se juntaron alrededor de Aarón y le dijeron:
—Anda, haznos dioses que nos guíen, porque no sabemos qué le ha pasado a este Moisés que nos sacó de Egipto.
2 Y Aarón les contestó:
—Quítenles a sus mujeres, hijos e hijas, los aretes de oro que llevan en las orejas, y tráiganmelos aquí.
3 Todos se quitaron los aretes de oro que llevaban en las orejas, y se los llevaron a Aarón, 4 quien los recibió, y fundió el oro, y con un cincel lo trabajó hasta darle la forma de un becerro. Entonces todos dijeron:
—¡Israel, éste es tu dios, que te sacó de Egipto!
5 Cuando Aarón vio esto, construyó un altar ante el becerro, y luego gritó:
—¡Mañana haremos fiesta en honor del Señor!
6 Al día siguiente por la mañana se levantaron y ofrecieron holocaustos y sacrificios de reconciliación. Después el pueblo se sentó a comer y beber, y luego se levantaron a divertirse. 7 Entonces el Señor le dijo a Moisés:
—Anda, baja, porque tu pueblo, el que sacaste de Egipto, se ha echado a perder. 8 Muy pronto se han apartado del camino que yo les ordené seguir. Se han hecho un becerro de oro fundido, y lo están adorando y presentándole ofrendas; y dicen: “¡Israel, éste es tu dios, que te sacó de Egipto!”
9 Además, el Señor le dijo a Moisés:
—Me he fijado en esta gente, y me he dado cuenta de que son muy tercos. 10 ¡Ahora déjame en paz, que estoy ardiendo de enojo y voy a acabar con ellos! Pero de ti voy a hacer una gran nación.
11 Moisés, sin embargo, trató de calmar al Señor su Dios con estas palabras:
—Señor, ¿por qué vas a arder de enojo contra tu pueblo, el que tú mismo sacaste de Egipto con gran despliegue de poder? 12 ¿Cómo vas a dejar que digan los egipcios: “Dios los sacó con la mala intención de matarlos en las montañas, para borrarlos de la superficie de la tierra”? Deja ya de arder de enojo; renuncia a la idea de hacer daño a tu pueblo. 13 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo y les dijiste: “Haré que los descendientes de ustedes sean tan numerosos como las estrellas del cielo, y toda esta tierra que les he prometido a ustedes se la daré como su herencia para siempre.”
14 El Señor renunció a la idea que había expresado de hacer daño a su pueblo.
Saludo
1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus de Israel esparcidas por todo el mundo.
Fortaleza en las pruebas
2 Hermanos míos, ustedes deben tenerse por muy dichosos cuando se vean sometidos a pruebas de toda clase. 3 Pues ya saben que cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento. 4 Pero procuren que esa fortaleza los lleve a la perfección, a la madurez plena, sin que les falte nada.
5 Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará; pues Dios da a todos sin limitación y sin hacer reproche alguno. 6 Pero tiene que pedir con fe, sin dudar nada; porque el que duda es como una ola del mar, que el viento lleva de un lado a otro. 7 Quien es así, no crea que va a recibir nada del Señor, 8 porque hoy piensa una cosa y mañana otra, y no es constante en su conducta.
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.