Revised Common Lectionary (Complementary)
10 ¡Que te alaben, Señor, todas tus obras!
¡Que te bendigan tus fieles!
11 ¡Que hablen del esplendor de tu reino!
¡Que hablen de tus hechos poderosos!
12 ¡Que se haga saber a los hombres tu poder
y el gran esplendor de tu reino!
13 Tu reino es un reino eterno,
tu dominio es por todos los siglos.
14 El Señor sostiene a los que caen
y levanta a los que desfallecen.
15 Los ojos de todos esperan de ti
que tú les des su comida a su tiempo.
16 Abres tu mano, y con tu buena voluntad
satisfaces a todos los seres vivos.
17 El Señor es justo en sus caminos,
bondadoso en sus acciones.
18 El Señor está cerca de los que lo invocan,
de los que lo invocan con sinceridad.
El milagro de la comida
38 Después de esto, Eliseo regresó a Guilgal. Por aquel tiempo hubo mucha hambre en aquella región, y una vez en que los profetas estaban sentados alrededor de Eliseo, dijo éste a su criado: «Pon la olla grande en el fuego, y haz un guisado para los profetas.»
39 Uno de ellos salió al campo a recoger algunas hierbas, y encontró un arbusto silvestre del cual tomó unos frutos, como calabazas silvestres, con los que llenó su capa. Cuando volvió, los rebanó y los echó dentro del guisado, sin saber lo que eran. 40 Después se sirvió de comer a los profetas, y al empezar a comer el guisado, ellos gritaron:
—¡Profeta, este guisado está envenenado!
Y ya no lo comieron. 41 Pero Eliseo ordenó:
—Tráiganme un poco de harina.
Y echando la harina dentro de la olla, ordenó:
—¡Ahora sírvanle de comer a la gente!
Y la gente comió, y ya no había nada malo en la olla.
31 Mientras tanto, los discípulos le rogaban:
—Maestro, come algo.
32 Pero él les dijo:
—Yo tengo una comida, que ustedes no conocen.
33 Los discípulos comenzaron a preguntarse unos a otros:
—¿Será que le habrán traído algo de comer?
34 Pero Jesús les dijo:
—Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y terminar su trabajo. 35 Ustedes dicen: “Todavía faltan cuatro meses para la cosecha”; pero yo les digo que se fijen en los sembrados, pues ya están maduros para la cosecha. 36 El que trabaja en la cosecha recibe su paga, y la cosecha que recoge es para vida eterna, para que tanto el que siembra como el que cosecha se alegren juntamente. 37 Pues bien dice el dicho, que “Unos siembran y otros cosechan.” 38 Y yo los envié a ustedes a cosechar lo que no les costó ningún trabajo; otros fueron los que trabajaron, y ustedes son los que se han beneficiado del trabajo de ellos.
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.