Revised Common Lectionary (Complementary)
Invitación a la gratitud
Salmo de alabanza.
100 ¡Canten alegres al Señor,
habitantes de toda la tierra!
2 ¡Sirvan al Señor con alegría!
¡Vengan a su presencia con regocijo!
3 Reconozcan que el Señor es Dios;
él nos hizo, y de él somos.[a]
Somos su pueblo. ¡Somos las ovejas de su prado!
4 Entremos por sus puertas y por sus atrios
con alabanzas y con acción de gracias;
¡Alabémosle, bendigamos su nombre!
5 ¡El Señor es bueno!
¡Su misericordia(A) es eterna!
¡Su verdad permanece para siempre!
David es proclamado rey de Israel(A)
5 Todas las tribus de Israel se reunieron en torno a David en Hebrón, y dijeron:
«Aquí nos tienes. Por nuestro cuerpo corre la misma sangre que por el tuyo. 2 Ya de tiempo atrás, cuando Saúl aún era nuestro rey, tú salías con nuestros hombres a la guerra y regresabas victorioso. Además, el Señor te ha dicho que tú serás el pastor y príncipe de su pueblo Israel.»
3 Fue así como todos los ancianos de Israel se reunieron en Hebrón con el rey David, y en presencia del Señor éste hizo un pacto con ellos, y ellos lo ungieron como rey. 4 David tenía treinta años cuando comenzó a reinar, y fue rey durante cuarenta años. 5 En Hebrón fue rey de Judá durante siete años y seis meses, y en Jerusalén fue rey de Israel y Judá(B) durante treinta y tres años.
David conquista la fortaleza de Sión(C)
6 El rey salió acompañado de sus soldados, y fue a Jerusalén a pelear contra los jebuseos,(D) que allí vivían. Pero ellos le dijeron a David:
«Tú no entrarás aquí, pues hasta los cojos y los ciegos son capaces de echarte.»
Con eso quisieron decir que David jamás entraría en su ciudad. 7 Sin embargo, David conquistó la fortaleza de Sión, que desde entonces es conocida como «Ciudad de David». 8 Y ese mismo día David dijo:
«Quien quiera matar a los jebuseos, que entre por los canales de agua de la ciudad, y mate también a los cojos y a los ciegos, pues los odio con toda mi alma.»
Desde entonces se dice: «Ni los cojos ni los ciegos pueden entrar en el templo del Señor.»
9 David se quedó a vivir en la fortaleza y le puso por nombre «Ciudad de David», y levantó una muralla alrededor, desde Milo hasta el palacio. 10 Y David fue ganando terreno y haciéndose fuerte, porque contaba con el apoyo del Señor y Dios de los ejércitos.
Jirán envía embajadores a David(E)
11 El rey Jirán de Tiro envió embajadores a David, y junto con ellos mandó madera de cedro y carpinteros y canteros, para que construyeran el palacio de David. 12 Con esto David entendió que el Señor lo confirmaba como rey, y que por causa de su pueblo Israel había engrandecido su reino.
Parábola de la oveja perdida(A)
15 Todos los cobradores de impuestos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. 2 Los fariseos y los escribas comenzaron a murmurar, y decían: «Éste recibe a los pecadores, y come con ellos.»(B)
3 Entonces Jesús les contó esta parábola: 4 «¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? 5 Y cuando la encuentra, gozoso la pone sobre sus hombros, 6 y al llegar a su casa reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “¡Alégrense conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido!” 7 Les digo que así también será en el cielo: habrá más gozo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.
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