Revised Common Lectionary (Complementary)
Súplica por la bondad de Dios
Cántico gradual.
123 Hacia ti, Señor, levanto mis ojos;
hacia ti, que habitas en los cielos.
2 Nuestros ojos están puestos en ti,
Señor y Dios nuestro,
como los ojos de los siervos y las siervas
que miran atentos a sus amos y sus amas;
¡esperamos que nos muestres tu bondad!
3 Muéstranos tu bondad, Señor;
¡muéstranos tu bondad!
¡Ya estamos cansados de que nos desprecien!
4 ¡Ya estamos cansados de tantas burlas
por parte de quienes todo lo tienen!
¡Cansados de que los soberbios nos menosprecien!
27 »Tú les dirás todas estas palabras, pero no te oirán; los llamarás, pero no te responderán. 28 Por lo tanto, les dirás: “Ésta es la nación que no escuchó la voz del Señor su Dios, ni admitió corrección; por eso la verdad fue extirpada de la boca de ellos, y ya no existe.”»
29 ¡Córtate el cabello, y deshazte de él! ¡Da rienda suelta a tu llanto en la cima de los montes! ¡El Señor aborrece a la generación que ha provocado su enojo, y la ha abandonado!
30 «¡Ante mis propios ojos, los hijos de Judá han hecho lo malo! ¡Han profanado la casa misma donde se invoca mi nombre, al exponer allí sus actos repugnantes!
—Palabra del Señor.
31 »Han edificado altares en los montes de Tofet, en el valle de Ben Jinón,(A) para lanzar al fuego a sus hijos y a sus hijas,(B) que es algo que nunca les pedí que hicieran, y que ni siquiera pensé pedirles. 32 Por eso vienen días en que ese lugar ya no se llamará Tofet, ni valle de Ben Jinón, sino Valle de la Matanza. Y los muertos se enterrarán en Tofet, por no haber otro lugar.
—Palabra del Señor.
33 »Los cadáveres de esta gente serán la comida de las aves del cielo y de las bestias del campo, y no habrá quien las espante. 34 En las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén pondré fin a las voces de gozo y alegría, y a la voz del esposo y de la esposa,(C) porque la tierra quedará en ruinas.
Los que querían seguir a Jesús(A)
18 Al verse Jesús rodeado de tanta gente, dio órdenes de cruzar el lago. 19 Entonces se le acercó un escriba, y le dijo: «Maestro, yo te seguiré adondequiera que vayas.» 20 Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.» 21 Otro de sus discípulos le dijo: «Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre.» 22 Jesús le dijo: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.»
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