Revised Common Lectionary (Complementary)
Plegaria por la compasión divina
123 Canto de ascenso gradual[a]. A ti, que habitas en los cielos,
levanto mis ojos.
2 He aquí, como los ojos de los siervos miran la mano de sus amos,
y como los ojos de la sierva
miran la mano de su ama,
así nuestros ojos miran al SEÑOR, nuestro Dios,
hasta que tenga compasión de nosotros.
3 Ten compasión de nosotros, oh SEÑOR; ten compasión de nosotros
porque estamos hastiados del desprecio.
4 Nuestra alma está sumamente hastiada de la burla de los que están en holgura,
y del desprecio de los orgullosos opresores[b].
Lo trágico de la idolatría
16 “Tú, pues, no ores por este pueblo. No levantes por ellos clamor ni oración; no intercedas ante mí, porque no te escucharé. 17 ¿No ves lo que hacen estos en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18 Los hijos recogen la leña, y los padres encienden el fuego. Las mujeres amasan la masa para hacer tortas a la Reina del Cielo[a] y para derramar libaciones a otros dioses, para ofenderme. 19 ¿Me ofenderán a mí?, dice el SEÑOR. ¿Acaso no actúan, más bien, para su propia vergüenza?”.
20 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios[b]: “He aquí que mi furor y mi ira se derraman sobre este lugar, sobre los hombres y sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra. Se encenderá y no se apagará”.
Lo trágico del formalismo indolente
21 Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: “Añadan sus holocaustos a sus sacrificios y coman carne. 22 Porque el día en que los saqué de la tierra de Egipto, no hablé con sus padres ni les mandé acerca de holocaustos y sacrificios. 23 Más bien, les mandé esto diciendo: ‘Escuchen mi voz; y yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo. Anden en todo camino que les he mandado, para que les vaya bien’. 24 Pero no escucharon ni inclinaron su oído, sino que caminaron en la dureza de su malvado corazón, según sus propios planes. Caminaron hacia atrás y no hacia adelante. 25 Desde el día en que los padres de ustedes salieron de la tierra de Egipto hasta este día, les envié todos mis siervos los profetas, persistentemente, día tras día. 26 Pero no me escucharon ni inclinaron su oído; más bien, endurecieron su cerviz y actuaron peor que sus padres.
7 ¡Miran las cosas según las apariencias! Si alguien está convencido dentro de sí que es de Cristo, considere de nuevo que, así como él es de Cristo, también nosotros lo somos. 8 Porque si me glorío un poco más de nuestra autoridad, la cual el Señor nos ha dado para edificación y no para su destrucción, no seré avergonzado; 9 para que no parezca que quiero atemorizarlos por cartas. 10 Porque dicen: “Aunque sus cartas son duras y fuertes, su presencia física es débil y su palabra despreciable”. 11 Esto tenga en cuenta tal persona: Lo que somos en palabra por carta cuando estamos ausentes, lo mismo seremos también en hechos cuando estemos presentes.
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