Revised Common Lectionary (Complementary)
Dios es digno de alabanza
(1) Del maestro de coro. Salmo y cántico de David.
65 (2) Oh Dios de Sión,
¡tú eres digno de alabanza!,
¡tú mereces que te cumplan lo prometido,
2 (3) pues escuchas la oración!
Todo el mundo viene a ti.
3 (4) Nuestras maldades nos dominan,
pero tú perdonas nuestros pecados.
4 (5) Feliz el hombre a quien escoges
y lo llevas a vivir cerca de ti,
en las habitaciones de tu templo.
¡Que seamos colmados con lo mejor de tu casa,
con la santidad de tu templo!
5 (6) Dios y Salvador nuestro,
tú nos respondes
con maravillosos actos de justicia;
la tierra entera confía en ti,
y también el mar lejano;
6 (7) tú mantienes firmes las montañas
con tu poder y tu fuerza.
7 (8) Tú calmas el estruendo de las olas
y el alboroto de los pueblos;
8 (9) aun los que habitan en lejanas tierras
tiemblan ante tus maravillas;
por ti hay gritos de alegría
del oriente al occidente.
9 (10) Tú tienes cuidado de la tierra;
le envías lluvia y la haces producir;
tú, con arroyos caudalosos,
haces crecer los trigales.
¡Así preparas el campo!
10 (11) Tú empapas los surcos de la tierra
y nivelas sus terrones;
ablandas la tierra con lluvias abundantes
y bendices sus productos.
11 (12) Tú colmas el año de bendiciones,
tus nubes derraman abundancia;
12 (13) los pastos del desierto están verdes
y los montes se visten de gala;
13 (14) los llanos se cubren de rebaños,
los valles se revisten de trigales;
¡todos cantan y gritan de alegría!
La victoria sobre los amorreos
10 Adonisédec, el rey de Jerusalén, tuvo mucho miedo cuando supo que Josué había tomado y destruido Ai, y que había hecho con ella y con su rey lo mismo que antes había hecho con Jericó y su rey, y que los gabaonitas habían hecho la paz con los israelitas y ahora vivían entre ellos. Esto último le causó mucho miedo, pues Gabaón era una ciudad importante, más grande que Ai y comparable a las gobernadas por un rey, y los gabaonitas eran valientes. 3 Por esta razón Adonisédec les mandó el siguiente mensaje a los reyes Hoham de Hebrón, Piram de Jarmut, Jafía de Laquis, y Debir de Eglón: 4 «Vengan acá y ayúdenme a pelear contra Gabaón, pues ha hecho un pacto con Josué y los israelitas.» 5 Así que los cinco reyes amorreos, o sea los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón, se juntaron y marcharon con sus ejércitos para acampar ante Gabaón y atacarla.
6 Por su parte, los que vivían en Gabaón le mandaron este mensaje a Josué, que estaba en el campamento de Guilgal: «No se niegue usted a ayudar a sus servidores. Venga pronto a ayudarnos y defendernos, pues todos los reyes amorreos de las montañas se han unido para atacarnos.» 7 Entonces Josué salió de Guilgal con todo su ejército de valientes, 8 y el Señor le dijo: «No les tengas miedo, porque yo voy a entregártelos, y ninguno de ellos va a poder hacerte frente.»
9 Josué salió de Guilgal y, avanzando por la noche, atacó por sorpresa a los amorreos. 10 El Señor hizo que ellos se asustaran mucho ante los israelitas, y así Josué mató a muchísimos en Gabaón. Después los persiguió por el camino de Bet-horón, y siguió matando amorreos hasta Azecá y Maquedá. 11 Al bajar los amorreos la cuesta de Bet-horón, mientras huían de los israelitas, el Señor soltó sobre ellos grandes piedras de granizo, que mataron más amorreos que las espadas de los israelitas.
12 Cuando el Señor entregó a los amorreos en manos de los israelitas, Josué le habló al Señor delante del pueblo y dijo:
«Párate, sol, en Gabaón;
párate, luna, en el valle de Aialón.»
13 Y el sol y la luna se detuvieron
hasta que el pueblo se vengó del enemigo.
Esto es lo que dice el Libro del Justo. El sol se detuvo en medio del cielo, y por casi un día entero no se puso. 14 Ni antes ni después ha habido otro día como aquel en que el Señor escuchó la voz de un hombre, pues el Señor peleaba a favor de Israel.
Jesús camina sobre el agua(A)
45 Después de esto, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca para que cruzaran el lago antes que él, en dirección a Betsaida, mientras él despedía a la gente. 46 Y cuando la hubo despedido, se fue al cerro a orar. 47 Al llegar la noche, la barca ya estaba en medio del lago. Jesús, que se había quedado solo en tierra, 48 vio que remaban con dificultad, porque tenían el viento en contra. A la madrugada, fue Jesús hacia ellos caminando sobre el agua, y ya iba a pasar junto a ellos. 49 Cuando lo vieron andar sobre el agua, pensaron que era un fantasma, y gritaron; 50 porque todos lo vieron y se asustaron. Pero en seguida él les habló, diciéndoles:
—¡Calma! ¡Soy yo: no tengan miedo!
51 Subió a la barca, y se calmó el viento; y ellos se quedaron muy asombrados, 52 porque no habían entendido el milagro de los panes, pues tenían el entendimiento oscurecido.
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.