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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Salmos 107:1-3

Libro V: Salmos 107—150

Salmo de gratitud por la liberación

107 ¡Alaben al SEÑOR, porque

es bueno;
porque para siempre es su misericordia!
Díganlo los redimidos del SEÑOR, los que ha redimido del poder del enemigo
y los que ha congregado de las tierras del oriente y del occidente,
del norte y del sur.

Salmos 107:23-32

23 Los que descienden al mar
en los barcos
y hacen negocios en los océanos,
24 ellos han visto las obras del SEÑOR
y sus maravillas en lo profundo del mar.
25 Él habló y desató el viento
de la tempestad,
e hizo que se elevaran sus olas.
26 Subieron los cielos, descendieron los abismos;
su alma se derretía con el daño.
27 Se tambalearon y temblaron como
un borracho,
y toda su sabiduría se echó a perder.
28 Pero cuando en su angustia clamaron al SEÑOR,
él los libró de sus aflicciones.
29 Él trae calma a la tempestad,
y se apaciguan sus olas.
30 Entonces se alegran porque ellas
se aquietan,
y él los guía al puerto que desean.
31 ¡Den gracias al SEÑOR por
su misericordia
y por sus maravillas para con los hijos del hombre!
32 Exáltenlo en la congregación del pueblo
y alábenlo en la reunión de
los ancianos.

Job 29:21-30:15

21 »Ellos me escuchaban y esperaban; ante mi consejo guardaban silencio.
22 Después de mi palabra no volvían
a hablar,
y mi discurso destilaba sobre ellos.
23 Me esperaban como a la lluvia,
y abrían su boca como a la lluvia tardía.
24 Cuando me reía con ellos, ¡no lo creían! No dejaban decaer la luz de mi rostro.
25 Yo escogía el camino para ellos
y me sentaba como su jefe.
Yo vivía como un rey
que está en medio de sus tropas, como el que consuela a los que están de duelo.

30 »Pero ahora se ríen de mí los que son en edad más jóvenes que yo,

aquellos a cuyos padres yo habría desdeñado poner junto con los
perros de mi rebaño.
¿Para qué habría necesitado
la fuerza de sus manos,
si su vigor se había ido de ellos?
Por la miseria y el hambre
están anémicos;
roen la tierra reseca,
la tierra asolada y desolada.
Recogen malvas entre los arbustos
y la raíz de la retama para calentarse.
Están expulsados de la comunidad,
y gritan contra ellos como a ladrones.
Habitan en los barrancos de los arroyos, en los huecos de la tierra y de las peñas.
Chillan entre los arbustos
y se apiñan debajo de los espinos.
¡Insensatos! ¡También gente sin nombre echados a golpes de la tierra!
»Pero ahora he llegado a ser su canción; soy el tema de su habladuría.
10 Me abominan y se alejan de mí;
no se refrenan de escupir mi cara.
11 Porque Dios ha aflojado la cuerda de mi arco[a] y me ha afligido,
ellos se han desenfrenado
en mi presencia.
12 A la derecha se levanta la chusma; empujan mis pies y preparan contra mí sus destructivos caminos.
13 Arruinan mi senda;
se aprovechan de mi destrucción. No hay quien los detenga.
14 Entran como por amplia brecha
y dan vueltas en medio de
la devastación.
15 Los terrores se han vuelto contra mí; mi honor es perseguido como
por el viento,
y ha pasado como la nube
mi prosperidad.

Hechos 21:1-16

Rumbo a Jerusalén

21 Habiéndonos despedido de ellos, zarpamos y navegamos con rumbo directo a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara. Hallando un barco que hacía la travesía a Fenicia, nos embarcamos y zarpamos. Después de avistar Chipre y de dejarla a la izquierda, navegábamos a Siria y arribamos a Tiro, porque el barco debía descargar allí. Nos quedamos siete días allí, ya que hallamos a los discípulos. Mediante el Espíritu ellos decían a Pablo que no subiera a Jerusalén. Cuando se nos pasaron los días, salimos acompañados por todos con sus mujeres e hijos hasta fuera de la ciudad y, puestos de rodillas en la playa, oramos. Nos despedimos los unos de los otros y subimos al barco, y ellos volvieron a sus casas.

Habiendo completado la travesía marítima desde Tiro, arribamos a Tolemaida; y habiendo saludado a los hermanos, nos quedamos con ellos un día. Al día siguiente, partimos[a] y llegamos a Cesarea. Entramos a la casa de Felipe el evangelista, quien era uno de los siete[b], y nos alojamos con él. Este tenía cuatro hijas solteras que profetizaban. 10 Y mientras permanecíamos allí por varios días, un profeta llamado Agabo descendió de Judea. 11 Al llegar a nosotros, tomó el cinto de Pablo, se ató los pies y las manos, y dijo:

—Esto dice el Espíritu Santo: “Al hombre a quien pertenece este cinto, lo atarán así los judíos en Jerusalén, y le entregarán en manos de los gentiles”.

12 Cuando oímos esto, nosotros y también los de aquel lugar le rogamos que no subiera a Jerusalén. 13 Entonces Pablo respondió:

—¿Qué hacen llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy listo no solo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.

14 Como él no se dejaba persuadir, desistimos diciendo:

—Que se haga la voluntad del Señor.

15 Después de estos días, habiendo hecho los preparativos, subimos a Jerusalén. 16 También vinieron con nosotros unos discípulos de Cesarea, trayendo consigo a un tal Mnasón de Chipre, discípulo antiguo, en cuya casa nos hospedaríamos.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano