Revised Common Lectionary (Complementary)
Esperanza en la redención divina
130 Canto de ascenso gradual[a].
De lo profundo de mi ser clamo a ti, oh SEÑOR.
2 Señor, escucha mi voz;
estén atentos tus oídos a la voz
de mi súplica.
3 Oh SEÑOR[b], si tienes presente los pecados,
¿quién podrá, oh Señor,
mantenerse en pie?
4 Pero en ti hay perdón
para que seas reverenciado.
5 Yo espero en el SEÑOR; mi alma espera. En su palabra he puesto mi esperanza.
6 Mi alma espera al SEÑOR
más que los centinelas a la mañana;
sí, más que los centinelas a la mañana.
7 Oh Israel, pon tu esperanza en el SEÑOR, porque en el SEÑOR hay misericordia
y en él hay abundante redención.
8 Él redimirá a Israel
de todos sus pecados.
Castigo del pueblo en el desierto
34 “Entonces el SEÑOR oyó la voz de las palabras de ustedes. Y se enojó y juró diciendo: 35 ‘Ninguno de estos hombres de esta mala generación verá la buena tierra que juré dar a sus padres, 36 excepto Caleb hijo de Jefone. Él la verá; a él y a sus hijos les daré la tierra que él pisó, porque siguió al SEÑOR con integridad’. 37 Por causa de ustedes el SEÑOR se enfureció también contra mí, y dijo: ‘Tampoco tú entrarás allá. 38 Josué hijo de Nun, que está delante de ti, él entrará allá. Anímalo porque él hará que Israel la herede. 39 Pero sus pequeños, de quienes dijeron que serían una presa; sus hijos que hoy no distinguen entre lo bueno y lo malo, ellos entrarán allá. A ellos la daré, y ellos tomarán posesión de ella. 40 Pero ustedes, vuélvanse y marchen al desierto, rumbo al mar Rojo’.
La esperanza del ministerio
5 Porque sabemos que si nuestra casa terrenal, esta tienda temporal, se deshace, tenemos un edificio de parte de Dios, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos. 2 Pues en esta tienda gemimos deseando ser sobrevestidos de nuestra habitación celestial; 3 y aunque habremos de ser desvestidos, no seremos hallados desnudos. 4 Porque los que estamos en esta tienda gemimos agobiados, porque no quisiéramos ser desvestidos sino sobrevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5 Pues el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado la garantía del Espíritu.
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