Revised Common Lectionary (Complementary)
Llamado a la adoración
95 ¡Vengan, cantemos con gozo
al SEÑOR!
Aclamemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Acerquémonos ante su presencia con acción de gracias;
aclamémosle con salmos.
3 Porque el SEÑOR es Dios grande, Rey grande sobre todos los dioses.
4 En su mano están las profundidades de la tierra;
suyas son las alturas de los montes.
5 Suyo es el mar, pues él lo hizo;
y sus manos formaron la tierra seca.
6 ¡Vengan, adoremos y postrémonos! Arrodillémonos delante del SEÑOR, nuestro Hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios;
nosotros somos el pueblo de su prado
y las ovejas de su mano.
Si oyen hoy su voz
8 “no endurezcan sus corazones como en Meriba[a];
como el día de Masá, en el desierto,
9 donde sus padres me pusieron a prueba;
me probaron y vieron mis obras.
10 Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación
y dije: ‘Este pueblo se desvía
en su corazón
y no ha conocido mis caminos’.
11 Por eso juré en mi ira:
‘¡Jamás entrarán en mi reposo!’”[b].
David es proclamado rey de Israel
11 Entonces todos los de Israel acudieron a David, en Hebrón, y le dijeron: “He aquí, nosotros somos hueso tuyo y carne tuya. 2 En tiempos pasados, cuando Saúl aún reinaba, tú eras quien sacaba y hacía volver a Israel. Y el SEÑOR tu Dios te dijo: ‘Tú pastorearás a mi pueblo Israel, y serás el soberano de mi pueblo Israel’”.
3 Fueron, pues, todos los ancianos de Israel al rey, en Hebrón. Y David hizo un pacto con ellos en Hebrón, delante del SEÑOR. Entonces ungieron a David como rey sobre Israel, conforme a la palabra del SEÑOR por medio de Samuel.
David toma la fortaleza de Sion
4 Entonces David, con todo Israel, fue a Jerusalén, la cual es Jebús, donde estaban los jebuseos, habitantes de aquella tierra. 5 Y los habitantes de Jebús dijeron a David: “Tú no entrarás acá”. Sin embargo, David tomó la fortaleza de Sion, que es la Ciudad de David. 6 Y dijo David: “El que ataque primero a los jebuseos será cabeza y jefe”. Entonces Joab, hijo de Sarvia, subió primero y fue hecho jefe.
7 David habitó en la fortaleza, y por eso la llamaron la Ciudad de David. 8 Él edificó la ciudad alrededor, desde Milo hasta los alrededores. Y Joab restauró el resto de la ciudad.
9 David iba engrandeciéndose más y más, y el SEÑOR de los Ejércitos estaba con él.
13 Uno de los ancianos me preguntó diciendo:
—Estos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?
14 Y yo le dije:
—Señor mío, tú lo sabes.
Y él me dijo:
—Estos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestidos y los han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por esto están delante del trono de Dios y le rinden culto de día y de noche en su templo. El que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos. 16 No tendrán más hambre, ni tendrán más sed, ni caerá sobre ellos el sol ni ningún otro calor; 17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los guiará a fuentes de agua viva, y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.
Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano