Revised Common Lectionary (Complementary)
Dios nos da paz
Himno de David. Instrucciones para el director del coro: Este himno deberá cantarse acompañado de instrumentos de cuerda.
4 Tú, Dios mío,
eres mi defensor;
¡respóndeme cuando te llame!
Siempre que tengo problemas,
me ayudas a salir de ellos;
¡compadécete de mí,
y escucha mi oración!
2 Ustedes los que se creen importantes,
¿me van a seguir insultando,
y jugando con mi honor?
¿Van a seguir
con sus mentiras y engaños?
3 Sépanlo de una vez:
Dios me muestra su amor
porque le soy fiel;
¡por eso me escucha
cuando lo llamo!
4 ¡Cuidado, no pequen más!
Cuando llegue la noche
y se acuesten a dormir,
pónganse a pensar
en todo lo que han hecho.
5 Ofrézcanle a Dios
lo que él les ha pedido,
y pongan su confianza en él.
6 ¡Hazte presente, Dios mío,
y muéstranos tu bondad,
pues no faltan los que dicen
que tú no eres bondadoso!
7 Hay muchos que son felices
comiendo y bebiendo de más,
pero yo soy muy feliz
porque mi alegría viene de ti.
8 Cuando me acuesto,
me duermo enseguida,
porque sólo tú, mi Dios,
me das tranquilidad.
Daniel le pide a Dios por su gente
9 1-4 Daniel también escribió:
«Un día, yo estaba leyendo el libro del profeta Jeremías. Cuando llegué al pasaje donde Dios le anuncia al profeta que Jerusalén quedaría destruida durante setenta años, decidí ayunar. Luego me vestí con ropas ásperas, me senté sobre ceniza, y comencé a pedirle a Dios por mi pueblo. Cuando esto sucedió, el rey Darío llevaba un año de reinar sobre los babilonios. Darío era hijo del rey Asuero, y pertenecía al pueblo de los medos.
»Yo le dije a Dios en mi oración:
“Dios mío, tú eres grande y poderoso. Tú siempre cumples lo que prometes, y muestras tu amor a quienes te aman y te obedecen. Por eso, tengo que reconocer 5 que hemos pecado. Nos hemos portado muy mal contigo; hemos vivido como si tú no existieras, y te hemos desobedecido. 6 Los profetas hablaron de ti a nuestros reyes y a nuestros jefes, y también a nuestros padres y a todos nosotros. Pero nunca ninguno de nosotros les hizo caso.
7 ”Dios mío, tú eres justo. Por eso nos sentimos muy avergonzados. Así se sienten los que viven en Jerusalén, y también los que viven en los países lejanos, adonde los expulsaste por haber pecado contra ti.
8 ”Dios mío, todos estamos muy avergonzados por haber pecado contra ti. Están avergonzados nuestros reyes, nuestros jefes y nuestros padres. 9 Pero tú nos entiendes, y habrás de perdonarnos.
”Todos nosotros hemos pecado contra ti. 10-14 No te hemos hecho caso, ni hemos obedecido las enseñanzas que nos diste por medio de tus profetas. No te hemos buscado, ni hemos dejado de hacer lo malo.
”Dios nuestro, tú ya nos lo habías advertido. Si no nos portábamos bien, caerían sobre nosotros maldiciones y castigos. Así nos lo había enseñado Moisés, que siempre estuvo a tu servicio. Y ya has cumplido tus amenazas contra nosotros y nuestros gobernantes. Nunca antes habías castigado a nadie como nos has castigado a nosotros. ¡La destrucción de Jerusalén ha sido terrible! Pero tú eres justo en todo lo que haces. Tú eres nuestro Dios, y ni así te hemos escuchado.
15-16 ”Dios nuestro, en el pasado tú nos diste muestras de tu gran poder. Tú sacaste de Egipto a tu pueblo, y desde entonces te hiciste muy famoso. Además, sabemos que eres muy bondadoso. Es verdad que hemos pecado y que hemos hecho lo malo, pero te rogamos que ya no te enojes contra Jerusalén. Todos los pueblos vecinos se burlan de ella y de tu pueblo. De eso tenemos la culpa nosotros y nuestros padres. Lo reconocemos. ¡Pero recuerda que Jerusalén es tu ciudad, y que está en tu monte santo!
17 ”Por favor, Dios nuestro, escucha mi oración y mis ruegos. Por tu propio honor, te ruego que mires la triste situación en que ha quedado tu templo, y nos muestres tu amor. 18 ¡Escúchame, Dios mío! ¡Mira cómo ha quedado destruida la ciudad donde te adoramos!
”Si te pedimos esto, no es porque creamos que somos buenos, ni porque creamos merecer lo que te pedimos. Lo hacemos porque creemos que tú eres muy compasivo y bondadoso. 19 ¡Escúchanos, Dios mío, y perdónanos! ¡Atiéndenos, y ven en nuestra ayuda! ¡Dios mío, te lo pedimos por ti mismo, por tu ciudad y por tu pueblo, que te adora!”
El Enemigo de Cristo
18 Hijos míos, ya estamos viviendo los últimos días, y el mundo pronto se acabará. Ustedes han escuchado que antes del fin vendrá el Enemigo de Cristo. Pues bien, yo quiero decirles que ya han aparecido muchos enemigos de Cristo, y por eso sabemos que estamos en los últimos días.
19 Estos enemigos de Cristo se reunían con nosotros, pero en realidad no eran de nuestro grupo. Si hubieran sido de nuestro grupo, se habrían quedado con nosotros. Pero se apartaron del grupo para mostrar claramente que no todos los que se reúnen con nosotros son de los nuestros.
20 Cristo, el Hijo de Dios,[a] los ha apartado a ustedes del mundo, y les ha dado el Espíritu Santo, y todos ustedes conocen la verdad. 21 Por eso les escribo, porque sé que ustedes conocen la verdad, y saben que quien la conoce no puede mentir.
22 Entonces, ¿quién miente? Pues el que dice que Jesús no es el Mesías. ¡Ése es el Enemigo de Cristo, pues rechaza tanto a Dios el Padre como a Jesús el Hijo! 23 Cualquiera que rechaza al Hijo, también rechaza al Padre. Y si alguien acepta al Hijo, también acepta al Padre.
24 Por eso, no dejen de hacer ustedes lo que se les enseñó desde el principio. Si continúan haciéndolo, entonces vivirán siempre unidos al Hijo y al Padre, 25 pues Cristo nos ha prometido la vida eterna.
Copyright © 2000 by United Bible Societies